Luis Zueco publicó hace apenas un mes su nueva novela “El cirujano de almas” y el lunes 18 de octubre se acercó desde su castillo-palacio de Bulbuente a Madrid para presentar su novela a sus lectores de la capital y recorrer con varios periodistas los escenarios madrileños de su novela. El día anterior, había realizado tres presentaciones en otras tantas poblaciones de Zaragoza. Todo un tour de forcé para un autor que cuenta todas sus producciones por éxitos.
En apenas ese mes que ha transcurrido desde la publicación del libro, se han producido tres reimpresiones de la obra. Un total de 22.000 ejemplares son los que lleva vendidos o, al menos, distribuidos, según nos cuenta su editora Clara Rasero. “El mercader de libros”, tuvo la fatalidad de que su publicación coincidió con el dichoso confinamiento, sin embargo fue uno de los libros más vendidos en ese periodo, “estuvo entre los 10 más vendidos durante todo ese tiempo”, señala Clara y las cifras de ventas ya han superado los 40.000 ejemplares. Con la trilogía del Castillo, lleva vendidos más de 70.000 volúmenes. Todo un récord y un peligro para la editorial, ¡puede que se le fiche la editorial Planeta!
O no, porque en la comida que compartimos con el autor de Borja, sí la misma población del célebre Ecce Homo, el personal de la editorial nos anticipó que Santiago Posteguillo volvía con ellos. Las espadas continúan en alto entre los dos grupos editoriales más potentes de nuestro país.
Para Clara Rasero, “con Luis Zueco aspiramos a tener al autor de novela histórica más importante del panorama nacional”. Y no le falta razón. De hecho, en la faja del libro le denominan el Ken Follet español, aunque esta novela tiene más que ver con “El médico” de Noah Gordon. No sabemos lo que opinará de él el escritor británico. “Luis es mucho más thrilero y trilero que ellos”, apunta la sagaz editora, a lo que el autor añade “hay que engañar un poco al lector, así es mucho más divertido escribir”.
Luis Zueco es mucho más thrillero y trilero que Follet y Gordon
Con “El Castillo”, Luis Zueco dio un salto cuantitativo y cualitativo en su narrativa. Anteriormente, ya había publicado un par de novelas históricas y el thriller “El escalón 33”, que comparte algún escenario con “El cirujano de almas”, ya que en ambas nos lleva hasta la Cava Baja, lugar que conoce muy bien y donde se hallan escondidas las murallas árabes de Madrid. Pero no olviden sus obras anteriores, como “Rojo amanecer en Lepanto”, ahora que se está celebrando el 450 aniversario de la batalla, y que acaba de reeditar Penguin en formato trade.
En la visita que realizamos con Zueco al Colegio de Médicos de Madrid tuvimos como cicerone a María José que nos enseñó los patios del antiguo hospital de San Carlos y las salas donde se realizaban las diferentes intervenciones médicas de la época. Este Colegio de Cirugía fue el tercero del país, tras el de Cádiz y Barcelona y tuvo como impulsor a Antonio Gimbernat y Arbós que, por cierto, no queda bien parado en el libro. Sin embargo, hay varios medallones de él en las salas del colegio.
En el anfiteatro principal del Colegio de Médicos he asistido a muchos conciertos de violín de uno de mis hijos, cuando era alumno del conocido método Suzuki, pero hacía años que no pisaba por allí. “Las actividades culturales las hemos reducido muchísimo, por motivos de seguridad”, nos declara María José, la responsable de la visita. “En cierta ocasión, metimos a 600 personas. Fue en el rodaje de la película Mientras dure la guerra. La escena del paraninfo de la universidad de Salamanca se rodó aquí. Dijo que no le valía Salamanca, cuando vino por primera vez se quedó solo en la sala durante más de media hora hasta que decidió rodar aquí la escena”, recuerda María José.
También recorrimos la biblioteca del colegio y la sala donde daba clases Ramón y Cajal, nuestro único premio Nobel de Medicina ya que Severo Ochoa figura como estadounidense. Allí podemos ver un par de cartas originales de don Santiago así como algún material de laboratorio de la época.
Ya en la charla que mantuvimos con el autor aragonés pudimos charlar largo y tendido sobre su obra. “Siempre estoy buscando temas originales. Los más difícil de la vida es ser original Nunca había tratado el siglo XIX, el siglo de Goya y a mí me interesa mucho porque además de ser un genio de la pintura, es paisano mío”, expone Luis Zueco con su fuerte acento aragonés.
El cirujano de almas tiene varias capas y tramas
“La novela tiene varias capas y tramas, pero la principal es la fundación de la medicina o más bien la confluencia entre la medicina y la cirugía. Hasta ese tiempo, la cirugía estaba denostada, eran barberos, sacamuelas, sangradores y matasanos”, evalúa el autor. El protagonista vive obsesionado con el dolor. No podía con el sufrimiento que los pacientes sufrían en una operación. “Si tenían suerte se desmayaban sino padecían lo indecible”, subraya.
Para Luis Zueco, es más fácil escribir sobre tiempos presentes o cercanos que sobre la antigüedad. “Cuando más atrás te vayas, más dificultades tienes. Para esta novela, he manejado tratados de la época, conocía los planos de la ciudad, he vivido en Madrid cerca de ocho años, y tenemos muchos testimonios de la época”, refiere y continua diciendo “ahora, me siento capacitado para escribir de cualquier cosa y de cualquier época”.
Para concluir, Luis Zueco nos habla de esa España vacía en la que vive. “El problema son los servicios, la vivienda y las comunicaciones. Hay muy mala conexión por internet, no hay apenas wifi en casi ningún sitio. Sin embargo, creo que el futuro está en las zonas rurales”, explica. Él lo sabe muy bien, ya que vive en uno de sus castillos convertidos en alojamientos singulares. “En mis libros siempre habrá castillos”, reconoce este amante de ellos que elevó al castillo de Loarre al conocimiento popular. “Ahora, tiene el doble de visitas que antes de que se publicase el libro. Se me dan bien hacer viajes literarios de mis libros”, puntualiza.
Y nos adelanta, con permiso de su editora, que su próximo libro se desarrollará en el siglo XV. ¿En Castilla? No sé, pero castillos seguro que habrá. “La historia me tiene que no me deja dormir”, finaliza. Esperemos que no haya muchos fantasmas en sus queridos castillos y que le dejen conciliar el sueño por el bien de sus lectores que ya le están pidiendo una nueva obra.