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Luis Zueco comienza su andadura literaria con “Rojo amanecer en Lepanto”

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Rojo amanecer en Lepanto
Rojo amanecer en Lepanto
Luis Zueco nos trae de la mano de la editorial De librum tremens su primera novela Rojo amanecer en Lepanto, donde trata la célebre batalla marítima de Lepanto contada desde una perspectiva nueva y diferente, desde el punto de vista del que fue la mano derecha de don Juan de Austria, el príncipe de Parma, Alejandro de Farnesio.

Pero no sólo es la batalla, Luis Zueco cuenta la historia de España de la segunda mitad del siglo XVI desde su perspectiva y lo cuenta en primera persona con lo que consigue una gran cercanía de los hechos históricos y la simpatía del lector que lo siente como alguien familiar y amigo. Esa relación de amistad recorre todo el libro y hace que el protagonista sea querido por el lector, consiguiendo una profundidad personal de unos hechos que, por desgracia, los españoles tienden a olvidar.

Y la batalla de Lepanto fue un acontecimiento histórico de primera gran magnitud ya que impidió al imperio turco la expansión por Europa. Para luchar contra el turco se creó la Santa Liga, unión de fuerzas españolas y de sus posesiones italianas con la Santa Sede y la república de Venecia, esta última incomprensiblemente, ya que sus tratados económicos con oriente hacía que se mostrasen remisos a emprender ciertas empresas, ya que podrían perjudicar sus negocios, de ahí sus muchas traiciones a los países europeos y, sobre todo, a España.

Luis Zueco divide el libro en dos partes. En la primera hace un recorrido personal de su historia y de la de Juan de Austria desde la adolescencia hasta la madurez. Son tres los príncipes que se juntan en la Universidad de Alcalá de Henares para su formación. Don Juan de Austria, hermano bastardo de Felipe II; el príncipe Carlos, heredero a la corona e hijo de Felipe II y el propio Alejandro de Farnesio, príncipe de Parma, nieto del emperador Carlos V y bisnieto del papa Paulo III. En esa universidad viven una vida de juventud, entre la preparación estricta y las aventuras. En algunas de ellas aparece un joven intrépido que acabaría luchando en la batalla de Lepanto y que no es otro que el gran Miguel de Cervantes.

Zueco sabe conjugar a la perfección personajes históricos con hechos reales e inventados, realzando así la trama que conocemos por la historia, con matices que el autor supone y que dan al desarrollo del argumento un colorido y una viveza sugerente. Por esta primera parte deambulan personajes como Felipe II y su mujer Isabel de Valois, muy amiga y confidente de los dos protagonistas. Personajes políticos como el Duque de Alba o Ruy Gómez de Silva, hombre de confianza de Felipe II y marido de la famosa princesa de Éboli, que tiene un papel importante en esta novela. Profesores universitarios como Honorato Juan. Familiares, amigos de los protagonistas y miembros de la corte, destacando la dama de honor de Isabel de Valois, Sofonisba Anguissola, pintora de cámara y amor secreto de Farnesio que por razones de estado nunca pudo cuajar.

En esta primera parte el autor retrata fielmente a la corte española y sus anquilosadas costumbres. La descripción de Felipe II está muy bien conseguida y muestra a un rey únicamente preocupado por la construcción del Monasterio de San Lorenzo del Escorial, dejando de lado cuestiones de estado, e incluso familiares, que traerían graves perjuicios a la monarquía, ya que demoraba en exceso decisiones importantes, dejando en mano de personas poco apropiadas su resolución. Un ejemplo es el fatal gobierno de el duque de Alba en Flandes. Por el lado positivo, el dar el mando, aún a regañadientes, a Juan de Austria sobre la represión de las Alpujarras, lo que le valió el respeto de Pío V que sería el principal impulsor del príncipe para asumir el mando de la Santa Liga.

En la segunda parte, es la batalla de Lepanto la protagonista. Su preparación, su desarrollo, la táctica empleada para acometer tamaña empresa y los personajes históricos que participaron como Andrea Doria, almirante genovés que mandaba el ala más lejano de tierra en la batalla; Sebastián Veniero, capitán general de la flota veneciana, por donde vinieron los principales problemas en la batalla, al ser rebasados por los turcos; la inestimable ayuda de Álvaro de Bazán, encargado de la retaguardia y que supo taponar e ir en la ayuda de los indolentes venecianos o Marco Antonio Colonna capitán general de la flota pontificia y principal sustentador de don Juan.

El colorido de la batalla y el heroísmo de las tropa están fielmente reflejados en la novela y de ahí el título de ese rojo amanecer teñido en sangre que en un sólo día dio esplendor a una Armada y a un militar que aún no siendo marino se supo rodear de personajes preeminentes y se dejó aconsejar para conseguir una gran victoria que, como siempre, se ganó en el campo de batalla y se perdió en los despachos por la falta de reflejos de un rey alejado de la realidad.

La conquista de Argel y su muerte en Flandes son fielmente relatadas, si ésta no hubiese acontecido, probablemente, el rumbo de la historia habría cambiado, como hubiese variado si el rey hubiera hecho caso a Alejandro Farnesio. Estos dos grandes militares, tan grandes como su humanidad, habrían podido haber dado un giro insospechado a nuestra historia si Felipe II se hubiese preocupado más por su país y no por sus proyectos personales. Luis Zueco lo refleja a la perfección con su escritura clara, concisa y precisa. Es pues un soplo de aire fresco en un panorama de literatura histórica algo recargado y que no suele tratar acontecimientos que han hecho grande a un país como se merecen. Juan de Austria y Alejandro de Farnesio se merecen un reconocimiento histórico y una novela como ésta.

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