“La casa es el centro y todo gira alrededor de ella; no importa que sea un cubo o una esfera o una pirámide, pero sí una casa, un espejismo de casa que emerge de la bruma, en la quietud del amanecer. Nadie sabe qué hace allí, en la nada, y todos piensan que debió de caer del cielo, con la primera nieve. Ahora ya no hay tundra, ni líquenes, ni turberas pantanosas, ni siquiera la fauna ártica que había antes. Tras la noche queda la casa y las primeras nieves del invierno; queda el reinicio de la Tierra.”
Así da comienzo la tercera novela del joven escritor Álvaro Arbina, con la que cambia absolutamente de registro y se adentra en el mundo del thriller sin renunciar a su característica capacidad para desarrollar a los personajes y los escenarios. Un paisaje nevado y solitario, un bosque infinito de coníferas, una casa que parece caída del cielo y diez personas salvajemente asesinadas es la base sobre la que reposa una trama que rompe todos los límites del suspense.
“Quería un lugar donde el ser humano no hubiera situado ninguna bandera. Un lugar sin nombre, donde la Tierra aún es como cuando se creó. Cada vez nos rodean más edificaciones, más personas y más dispositivos y realidades virtuales” afirma Álvaro Arbina, arquitecto de formación y escritor de profesión. Y así, como si de una edificación se tratara, Arbina va construyendo toda una telaraña que luego es capaz de solucionar de manera prodigiosa.
Partiendo de las nieves de Alaska, Álvaro Arbina hace viajar al lector a los lugares de los que procede cada uno de sus personajes. Diez personajes con realidades muy diferentes, con psicologías, culturas, vidas y formas de ver el mundo muy dispares: un inmigrante senegalés, un político ruso y narcisista, un matrimonio neoyorkino, una mujer inglesa con un trastorno de la memoria, un veterano alcohólico de la guerra de Afganistán, una mujer mexicana con un coeficiente intelectual superior a la media… Y la singular pareja de inspectores, la vasca y joven Emeli Urquiza y el misterioso Francis Thurmond. “Los personajes de esta historia tenían que estar desnudos. Tenían que ser como somos todos de puertas hacia dentro. Con todas esas rarezas y peculiaridades de eso que llamamos normalidad”, comenta el autor. Y como punta del iceberg dos novelas: Diez Negritos y El señor de las moscas.
Los solitarios es una novela de lectura muy ágil que mezcla escenarios y tiempos con la maestría de los grandes literatos y en la que absolutamente todo, incluso los más pequeños detalles, tienen un porqué. Solo al cerrar la última página el lector será capaz de entenderlo. “Los solitarios me ha requerido mucho trabajo de documentación. Casi más que una novela histórica. Cuando entran en juego diez personajes tan dispares, con formas de pensar y actuar tan diferentes entre sí, el trabajo para el escritor se multiplica”, argumenta Arbina.
Y el resultado no puede ser mejor: un viaje a la psicología y el entorno de diez personajes asesinados. ¿Cuál es su conexión? ¿Por qué actúa cada uno tal como lo hace? ¿El pasado puede marcar el futuro? ¿De dónde proviene esa voz que los empuja?... Solo la profesionalidad de Emeli Urquiza y la intuición de su compañero podrán desentrañar el misterio.
Una novela capaz de seducir al lector mientras se va quitando prendas con enorme sutileza.
Álvaro Arbina (1990, Vitoria-Gasteiz) escribió con solo veinticuatro años La mujer del reloj, un fabuloso thriller histórico que permaneció durante meses en las listas de más vendidos. Con su segunda novela, La sinfonía del tiempo, se consolidó como uno de los grandes contadores de historias de nuestro tiempo.
Ha seducido a miles de lectores con su cuidado estilo literario, con el que busca la belleza y la pone al servicio de personajes retratados con hondura psicológica, tramas sorprendentes, diálogos llenos de vida y un impresionante manejo del ritmo y de la intriga.