En nuestra opinión, este año el premio de la Academia Sueca ha estado bien otorgado. “Los errantes” es una obra de un valor excepcional, ya se había hecho acreedora del Premio Man Booker Internacional. Un libro raro e inquietante que contiene historias incompletas y fraccionarias, con mucho de onírico que alterna la ligereza con la hondura del pensamiento lúcido de la escritora. Si sólo se tuviese que leer un libro este año, debería ser el de Olga Tokarczuk.
El segundo lugar es para una de las grandes sorpresas del año “Lejos de Kakania”, del simpar Carlos Pardo, poeta, librero, filólogo y novelista. Estamos ante una obra muy personal donde se retrata a sí mismo y a su amigo el poeta Virgilio López. La novela, si es que la podemos calificar así, es un claro ejemplo de valentía tanto en lo personal como en lo literario, donde mezcla diversos estilos narrativos que van desde el diario más intimista a la poesía narrativa. Otro libro para no perderse. El tercer puesto es para “Cocinar un oso”, del escritor sueco Mikael Niemi, una novela a medio camino entre la novela histórica y la de intriga, el autor narra la historia del pastor evçangelico Laestadius, figura nacional sueca, que deja en ocasiones el culto religioso para investigar una serie de asesinatos que se producen en el norte de su país. Descripciones minuciosas, riqueza en el lenguaje y una tensión creciente son las principales bazas de una novela que no debería pasar desapercibida en nuestra tierra, por lo que sus protagonistas tienen de don Quijote y Sancho Panza.
En la cuarta posición nos encontramos con uno de los mejores narradores de nuestro país Justo Navarro con su “Petit Paris”, una historia sobre la ocupación nazi de Paris en los momentos en que comienza la hecatombe nazi. Allí recupera a su comisario Polo que tendrá que resolver un asesinato entre colaboradores de la Gestapo empeñados en apresar a republicanos españoles. Con una narración magnética y deslumbrante nos va llevando a la resolución del caso. A continuación situamos a “La peor parte. Memorias de amor”, de Fernando Savater. El fuerte peso narrativo de esta novela se percibe en cada página del libro. A la novela la podríamos encuadrar en el subgénero de moda: la autoficción, pero aporta una curiosa peculiaridad, es una novela de autoficción donde más ausente está la ficción. Si realmente va a ser su última obra, no ha podía realizar un mejor canto del cisne.
El sexto puesto es para el escritor donostiarra Harkaitz Cano con “La voz del Faquir”. Cano juega con su protagonista, Imanol Lurgain, para contar los comienzos del cantautor Imanol, al servicio de ETA para combatir el franquismo. El autor vasco está demostrando estos últimos años que domina tanto el relato como la narración larga y siempre lo hace con una precisión y lírica desbordante. La séptima plaza es para “El colgajo”, de Philippe Lançon. La novela se mueve desde los caminos de la crónica a la gran literatura. El autor es uno de los supervivientes del atentado a la revista Charlie Hebdo en Paris, que dentro de unos días se cumplirá su quinto aniversario. La narración no sólo se queda en ese acontecimiento sino que hace un fresco depuradísimo de la capital francesa. Una novela genial, que cuenta con una traducción impecable.
El octavo lugar es para la novela “Tiempos recios”, de Mario Vargas Llosa. Quien creyese que el escritor hispano-peruano estaba amortizado se ha equivocado de medio a medio. Después de dos libros claramente mejorables, vuelve el premio Nobel con una novela sólida y muy potente. Está claro que a la hora de hablar de dictaduras latinoamericanas, Vargas Llosa sabe cómo hacerlo de una manera fantástica. Ambientada en la dictadura guatemalteca, la novela es una historia de conspiraciones políticas en los duros años de la Guerra Fría. A continuación, se posiciona José Ovejero con “Insurrección”, una novela que trata un tema totalmente actual desde las diferentes perspectivas de un padre y una hija. Nos muestra las fracturas sociales que vivimos en un mundo donde la desigualdad campa a sus anchas. Ovejero consigue, con su moderno estilo narrativo, poner el dedo en la llaga de las muchas desigualdades sociales de esta sociedad tan en descomposición.
En décima posición nos encontramos con “Olga”, del escritor alemán Bernhard Schlink. Tengo que reconocer mi debilidad por el autor nacido en Bielefeld, me encantaron sus novelas sobre los nazis que se ocultaron como personas decentes después de la Segunda Guerra Mundial. Ahora, narra la historia de Olga, una mujer que se encuentra a caballo de los siglos XIX y XX, y en un auténtico tour de forcé lo hace desde tres perspectivas diferentes: un narrador en tercera persona, un testimonio en primera y las cartas de la propia Olga. Ha sabido adentrarse en el alma femenina como muy pocos escritores lo saben hacer. En el puesto 11º se encuentra “Madera de savia azul”, de José Luis Gil Soto. Una novela totalmente inclasificable, unos dirán que es una novela histórica y otros que es una novela fantástica. Yo diré que es una novela magnífica que hace poner los pelos de punta. Con una sensibilidad extraordinaria, nos muestra las pasiones humanas en un mundo medieval legendario que podría estar dentro de cada uno de nuestros corazones.
En decimosegundo lugar nos encontramos con “Antes de los años terribles”, de Víctor del Árbol. El autor barcelonés es un claro ejemplo de cómo un escritor evoluciona y alcanza una madurez narrativa formidable. El tema que trata –el de los niños soldados- es áspero donde los haya, consigue que el lector se involucre en tan sórdida narración, variando el ámbito temporal de la trama. De una sinceridad desgarradora, vamos viendo la evolución de un niño que quiere cambiar su vida. Terminamos con un libro de relatos que ha sido Premio Euskadi de Literatura, “Un corazón demasiado grande”, de Eider Rodríguez. Una narradora de la cotidianidad de una sociedad como la vasca, donde lo mágico y las ruindades campan a sus anchas mostrando las luces y las sombras de esa sociedad que conoce tan bien y de la que ha sabido tomar distancia.
Hasta aquí, nuestros libros preferidos del año, ni que decir tiene que han quedado libros igual de magníficos que los que hemos tratado, pero los hemos seleccionado porque hemos encontrado algo especial en ellos y nos han llegado al corazón. ¡Que los disfruten, si los leen!
- “Los errantes”, de Olga Tokarczuk.
- “Lejos de Kakania”, de Carlos Pardo.
- “Cocinar un oso”, de Mikael Niemi.
- “Petis Paris”, de Justo Navarro.
- “La peor parte. Memorias de amor”, de Fernando Savater.
- “La voz del Faquir”, de Harkaitz Cano.
- “El colgajo”, de Philippe Lançon.
- “Tiempos recios”, de Mario Vargas Llosa.
- “Insurrección”, de José Ovejero.
- “Olga”, Bernhard Schlink.
- “Madera de savia azul”, de José Luis Gil Soto.
- “Antes de los años terribles”, de Víctor del Árbol.
- “Un corazón demasiado grande”, de Eider Rodríguez.