Y hay un grupo de poetas que ven a la hora de escribir como sus letras van acompañadas de una melodía obligada, y que estas letras les obligan a reproducir la melodía con instrumentos mientras con su voz entremezclan letra y melodía. Y estos son los que llamamos cantautores.
Marwan es ambas cosas, aunque es difícil afirmar que puedan separarse. Tenemos claro que un poeta no tiene por qué ser cantante pero es difícil concebir un cantautor que no sea poeta. Marwan tiene la capacidad de enamorar con el desamor, de producir sonrisas ante la belleza nacida de algo trágico; él ha llorado para que muchos otros rían al ver que no son los únicos que se sienten vacíos por dentro, porque para esto está
Marwan, para llenarnos el pecho de poemas.
En este poemario encontramos amor, desamor, sociedad, España, pero por encima de todo encontramos a
Marwan. Su huella está en todos los poemas. Hay cortos y algunos que ocupan varias páginas, pero todos tienen esa esencia que huele a abrazo con lo que más tememos: la soledad.
Seguro que muchos han escuchado sus canciones e incluso hay algunos que hayan llorado con ellas, pero la experiencia de darle tú mismo el ritmo a la letra, de ser tú el propio cantautor al percibir la melodía que te agarra con cada verso, es algo totalmente obligatorio e indispensable en cualquier persona con alma de lector. Tenemos que leer, y no importa que la nueva poesía haya perdido la rima, porque en realidad no se ha perdido, ha cambiado, y no hay nada más indispensable en esta vida que evolucionar.
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