Su novela anterior "El mercader de libros" solo la pudo presentar en Málaga. Y pese a eso va como un tiro. "Tenía muchas expectativas con ella, el encierro ralentizó su promoción", afirma. "Tenía pensado escribir El cirujano de almas hace mucho tiempo, es una época que me encanta. Es el tiempo del maestro Goya. Conozco bien la época, pero me faltaba un hilo conductor y buscándolo llegué a la medicina. Me dieron la idea los nuevos cirujanos que crearon una nueva escuela. Pensaban que a través de la ciencia se puede conseguir cualquier cosa", señala Zueco. "El protagonista principal es Bruno, un estudiante de cirugía al que no se lo ponen nada fácil. El personaje tiene diferentes influencias. Lleva todo el peso de la novela. Solo al principio tiene la ayuda de su tío, que era también cirujano y cuando muere tiene que volar por sí mismo", nos adelanta el autor que también nos dice que "en la novela había una parte que transcurría en Estados Unidos. Quería contar que ese país era una potencia imperial. Al final, decidí suprimir unas 100 páginas". En aquella España, dominada por el pensamiento francés, "les había llegado las ideas ilustradas, pero de forma pacífica. En España no se había derramado una gota de sangre, todo lo contrario que en la Revolución francesa", recuerda el escritor de Borja y continua diciendo "los colegios de cirugía ya estaban funcionando desde tiempo atrás. Había tres de reconocido prestigio en: Cádiz, Barcelona y el de San Carlos de Madrid. Fue en aquellos años cuando el tema de la higiene empieza a cambiar. Algo estaba pasando en el mundo científico, lo mismo ocurría con la anestesia. Es una época en donde se empiezan a preguntarse cosas. Empiezan a pensar que en el cerebro pasaba algo, que es muy importante. Había demasiadas cadenas con el pasado. Faltaban todavía una generación o dos para que todo cambiase". Para documentarse para la novela se ha ido a tratados de la época. "Leyéndolos ves lo que estudiaban. Y un tema muy especial es el de los partos, muy importante en la trama. La idea surgió porque mi mujer estaba embarazada. Hasta entonces, el tema de los nacimientos estaba muy abandonado. Se me abrió un campo tremendo. Salieron muchas cosas muy raras. Así que ya tenía intriga para alimentar la novela", recapitula Zueco. "Todas las cosas que son gratuitas en una novela hay que quitarlas"En cuanto a su forma de escribir, sostiene que "para conseguir llegar a más publico tiene que tener el libro muchos elementos diferentes. Ya es difícil escribir una novela histórica, pero si le añado elementos de novela negra, la cosa se complica y me cuesta más. En la novela, hay tres tramas abiertas muy de novela negra. No quiero que el lector tenga la sensación de estar agobiado con su lectura. Toda la información histórica que he introducido se basa en la trama. Quiero que el lector piense que no es una novela histórica. Ahí está la gracia, para eso se necesitaba mucho ritmo. Todas las cosas que son gratuitas y hay que quitarlas", elucubra el autor. "El tamaño de la novela no es premeditado, sobre las 500 páginas. Realmente hubiese necesitado 1.000 páginas. Cuando te documentas, aprendes mucho y quieres ponerlo todo, pero no hace falta escribirlo todo, solo lo necesario", sostiene el escritor que agrega "hay que enganchar al lector desde el principio. Para ello, se plantean muchas dudas. Creo que es una novela circular, que es como me gusta, ir adelantando algo de información para que sepan lo que les espera, pero nunca todo". Los protagonistas de las novela de Luis Zueco no suelen ser históricos. "En esta ocasión, tampoco hay un personaje histórico muy potente. Es verdad que los médicos que aparecen son históricos, pero no un gran personaje. Para hacer interesante la novela, necesitaba muchas voces, para recoger muchos puntos de vista. Necesitaba el punto de vista francés y varias voces femeninas", explica.
"Me interesaba mucho como se vivía en Madrid el avance de los franceses. No se le daba importancia, la prensa lo ocultaba. Los ciudadanos no tenían ni idea de lo que se les venía encima. Cuando lo ven ya es tarde. El tema de los franceses me parece tremendo. Cómo lo vivían los personajes. El sistema de contrainteligencia era francamente bueno, los franceses hicieron muy bien esa guerra de propaganda. Lo mezclan todo con el tema de igualdad y luego hay lo que hay. Los españoles fueron aparcando el tema hasta que ya es demasiado tarde. Ese ambiente me fascinaba muchísimo", cuenta el escritor. En su opinión, "la novela histórica se ciñe mucho a lo militar. Yo quería poner el foco en la sanidad pública, también en el tema del expolio. Todo las obras de Murillo que había a mano se las llevaron. La propaganda es muy importante como he dicho en ese periodo. Es una época muy parecida a la de ahora. El expolio de las fuerzas franceses fue muy parecida al de los nazis". "Hay que saber gestionar las derrotas y las victorias. En España había demasiados problemas, enfrentarse a los ingleses en el mar estaba condenado al fracaso y a los franceses por tierra también, pero peor fue vincular nuestro destino con los franceses", detalla el autor. Para él, el español siempre ha sido muy viajero "Goya se tuvo que ir a Roma para triunfar. Si no te mueves, no evolucionas. El ser humano necesita moverse y evolucionar. Los españoles no se rendían en nada, por eso mis personajes no se rinden. Superan los problemas", indica con su fuerte acento maño. Por supuesto, que los maños se rinden menos que nadie, hay tenemos el caso de Agustina de Aragón. Para concluir, Luis Zueco nos quiere dejar un par de perlas. "Una persona tiene que saber quiere ser de mayor y cuanto antes lo sepa mejor. Mi objetivo es escribir, seguir escribiendo novelas y encontrar temas potentes sobre los que escribir. Si no lo encuentro me vuelvo loco, me quita el sueño", se despide el escritor español que más novelas históricas vende. Puedes comprar el libro en:
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