Además de las dos premiadas, optaban a este galardón otras cuatro novelas: La dentellada, de Eduard Fernán-López; 9 corto, de Carmen J. Nieto; Sublimación, de Clara Peñalver, y Los gatos salvajes de Kerguelen, de Marta Barrio.
El chico del cartón de leche, de Irene Rodríguez Aseijas, es una novela atrevida con diversos materiales narrativos destinados a producirnos una continua desazón ante lo inexplicable. Las desapariciones de distintos niños a lo largo del espacio y del tiempo nos arrastrarán con un estilo limpio y preciso que araña al lector.
La hora de las gaviotas, de Ibón Martín, es un thriller sinuoso, magnético e impecable que nos enfrenta al peor de los enemigos: el odio visceral que late escondido en todos nosotros. La suboficial Ane Cestero y su unidad especial tendrán que dar caza a un asesino feroz e implacable, capaz de ocultarse a la vista de todo un pueblo.
“Un honor” y “la mejor noticia”
Irene Rodríguez Aseijas ha mostrado su agradecimiento al jurado del premio. “La novela negra es, en mi opinión, un género mucho más complejo de lo que pueda parecer. Tras su aparente ligereza nos permite asomarnos a los rincones más turbios de nuestra naturaleza. Es un honor recibir este premio por una novela que trata de poner el foco en el drama de los menores desaparecidos, y compartirlo con un autor cuyo trabajo también respeto”.
Ibón Martín se ha declarado “tremendamente feliz por recibir el premio Paco Camarasa, porque viene precisamente de quienes más hacen por difundir el género negro. Que los festivales de novela negra más prestigiosos se unan para elegir la mejor novela negra del año y que La hora de las gaviotas haya sido una de las dos escogidas me parece la mejor noticia que puede recibir un escritor. Es un empujón muy grande para seguir adelante. Muchísimas gracias al jurado y a los nueve festivales, que tienen todo mi cariño”.
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