En el año 1291, el mayor ejército musulmán del momento se presentó ante las puertas de la ciudad. Tras unas terroríficas seis semanas, la ciudadela de Acre se rindió ante los soldados mamelucos; de esta forma tan inesperada, la Iglesia católica puso a fin a la existencia de 200 años de los seguidores del Cristo-Dios en Tierra Santa. Según Willbrand van Oldenburg, un peregrino llegado a Acre, en el año 1211: “Y vale la pena destacar que dicen que Nuestro Señor, cuando viajó junto al mar sirio, no entró en esta ciudad, sino que maldijo una de sus torres, que hoy sus habitantes llaman la Torre Maldita. Pero yo creo, más bien, que tomó su nombre de otra fuente. Cuando nuestros hombres sitiaron la ciudad, esta torre fue la más defendida de todas; de ahí que la llamaran la Torre Maldita”.
La magnífica narración-histórica de Roger Crowley ofrece una trama de una agilidad primigenia, es un relato que demuestra la gran preparación medievalista del autor. Esa ciudad parecía muy difícil de asaltar, ya que se encontraba en un lugar que parecía inexpugnable y defendido por un recinto murado formidable. “Este libro es la crónica de los hechos que llevaron a musulmanes y cristianos a enfrentarse una vez más en las murallas de la ciudad y de lo que aconteció entonces: el acto final de una campaña de doscientos años de duración que los historiadores árabes conocen como Guerras francas y los europeos como las cruzadas por Tierra Santa”.
El lector encuentra un texto absolutamente imparcial, que nos permite acercarnos a uno de los períodos clave de la historia. Como dice el texto editorial, la obra que hoy les reseño-ensayo nos ofrece una lectura irresistible. Existen una serie de personajes históricos, que es preciso destacar en las diversas relaciones con el Estado cruzado de Saint Jean d’Acre. 1º) Salah Al-Din/Saladino, siempre fue uno de los mayores y más caballerosos enemigos de los cruzados. Unificaría a los musulmanes bajo la peligrosa ortodoxia sunnita. Fundaría la dinastía ayubí en Egipto y Siria. Sus enfrentamientos con Ricardo Plantagenêt serían proverbiales. 2º) Ricardo I Plantagenêt de Inglaterra “Corazón de León”. Enfrentado a su padre el emperador Enrique II Plantagenêt de Inglaterra, tras su ascenso al trono inglés en 1189 sería el factotum de la III Cruzada o de Los Tres Reyes. Su comportamiento será el habitual en el monarca, alternando el SÍ con el NO. En el asedio de Acre asesinaría a 2.700 rehenes agarenos en el devenir de la conquista de la urbe. 3º) San Luis IX de Francia. En 1244 dirigirá su Cruzada contra Egipto. No conseguirá recuperar la Ciudad Santa, pero provocará la caída de la dinastía de los ayubí egipcios y el ascenso de los mamelucos baharitas al sultanato. En 1270 planificaría la Octava Cruzada, pero falleció de pestilente enfermedad en Túnez. 4º) Al-Zahir Baibars o “El León de Egipto”, fue un sultán mameluco de Egipto y Siria. Tras luchar contra San Luis IX de Francia, y asesinar al sultán Qutuz, llegará al sultanato. Sería otro de los terrores musulmanes pavorosos para los cristianos. Acosaría a los politeístas en Tiro, Sidón, Safad, Trípoli, Antioquía y Acre.
5º) Hulagu Kan. “El terror del Islam”. Conquistó la Siria mahometana, su pretensión sería conquistar el antañón Egipto faraónico. Conquistará Alepo y Damasco. En 1259, el kan de los mongoles perderá su trono frente a Kublai Kan. 6º) Eduardo I de Inglaterra. Conocido como “el Zanquilargo”, tomará el hábito cruzado bajo las órdenes de San Luis IX. Será envenenado en Acre, por medio de una puñalada. Regresará a Inglaterra y será el nuevo rey que se enfrentará a la guerra contra la Escocia de William Wallace “Braveheart”. 7º) Qalawun. Era un sultán mameluco. Utilizó las tácticas de Baibars para asediar a todas las urbes del Levante palestinense. Conquistando la Trípoli libanesa. Es patognomónico su cumplimiento de los tratados que signaba con los cruzados. No pudo conquistar Acre, lo que conseguiría su hijo Jalil. 8º) Al-Ashraf Jalil. Sería el sultán que conseguiría expulsar definitivamente a los cristianos del Asia Menor. La estrategia de su ejército era implacable. Su actuación dejó reducido el cristianismo a la Isla de Chipre. Conquistó Acre y Damasco. Era un auténtico psicópata, por lo que el asesinato de un número importante de emires conllevó que fuese emboscado y asesinado.
El asedio de San Juan de Acre duraría semanas. La milicia sarracena no daría tregua. A principios de mayo de 1291 comienzan las negociaciones de paz. “… Para este momento, el ejército de Jalil ya había superado la primera muralla de la ciudad y estaba cerca de derrumbar la torre Maldita. La desesperación se propagó entre nobles, caballeros y comerciantes, que comenzaron a abandonar la ciudad por el puerto amurallado…Según el Templario de Tiro: ‘Esta vez todo se perdió, de modo que a los cristianos no les quedó ni un palmo de tierra en Siria’. La caída de Acre marcó el fin del proyecto de Ultramar y de las cruzadas”. Obra sobresaliente, y recomendación plena y sin circunloquios.“Nulla crimen, nulla poena sine lege”.
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