Hay que reconocer que la editorial Planeta sabe hacer las cosas a lo grande. Para presentar el libro ha escogido un lugar casi paradisiaco en la sierra madrileña, la finca El Campillo de la localidad de San Lorenzo de El Escorial, un lugar protegido de los fuertes vientos del Guadarrama por el monte Abantos y la tumba del dictador Franco; y casi a la vista del monasterio que edificará Felipe II en la localidad serrana. La novela discurre durante el año del Señor 1720, Felipe V, el gran Austria menor, dominaba medio mundo aunque comenzaba el declive de sus reinos. En ese escenario se desarrolla la historia de “La cocinera de Castamar”, donde el duque Diego de Castamar, destrozado por la pena, intenta mantener un amor aparentemente imposible con la cocinera de su casa, Clara Belmonte; una joven que se ha quedado sin nada por la prematura muerte de su padre y que conquista el corazón del duque por el estómago, gracias a un diálogo sensorial y emocional que tiene como centro la comida. El paraje escogido por las responsables de Planeta, todo el equipo que acompañó a la prensa eran mujeres que se vistieron de época para la ocasión y que no desmerecían nada respecto a la casa-fuerte de El Campillo, edificada en el siglo XVI en un paraje de gran valor cinegético, y aunque de aspecto austero en el exterior, la casona tiene ese gusto severo y elegante que tanto se daba en aquella época. En la acondicionada entrada de la casa se sirvió un sólido cocido madrileño que hizo la delicio de casi todos los asistentes, siempre hay algún vegetariano que no puede comer carne pero que se hinchó a garbanzos. El neófito escritor, proviene del mundo audiovisual y ya había escrito varios guiones para el cine. “Yo siempre me he considerado un escritor y comencé a escribir mi primera novela con 14 años, que no publiqué, claro está. Yo me siento escritor antes que cualquier otra cosa”, confesó el autor madrileño a la concurrencia. Cuando comenzó con la novela se lo comunicó a su madre y le dijo: “no escribas nada de asesinatos, thrillers y demás”. Fernando como buen hijo le hizo caso y escribió una saga familiar, eso sí, llena de intrigas y lances amorosos. “He escrito la novela que le gustaba a mi madre, como las de antes”, afirma orgulloso.
Cuando se le ocurrió la trama de la novela hizo diversos bosquejos de la misma y comenzó a documentarse. “La sociedad del siglo XVIII estaba muy jerarquizada, no había apenas cambios y la vida de las mujeres dependía, en gran manera, primero de su padre y, luego, de su marido”, analiza certeramente el autor de “La cocinera de Castamar”. “Para mí, era muy importante reflejar el mundo de la mujer de entonces y cómo se enfrentaban a ese mundo tan patriarcal”, expone Múñez. Tanto empeño le puso a la novela que se le fue hasta las 1.300 páginas. “Tuve que reducir bastante la trama para dejarla en su versión definitiva”, reconoce. Una novela que lleva en el título la palabra cocinera no podía por menos que incluir recetas de platos de la época. “Todas son reales, al igual que los sitios que menciono en el libro, lo que no son reales son los personajes que son totalmente ficticios”, señala Fernando J. Múñez. De ahí que diga que “mi novela no es histórica, es pura ficción en un entorno del siglo XVIII”, apunta sagaz. Como verán al leer la novela, de histórica tiene poco, tienen mucha más importancia la comida, el erotismo y las conjuras palaciegas, que están muy presentes a lo largo de toda la novela. Para terminar, Fernando nos desvela alguno de los secretos de su forma de escribir. “Yo no suelo preparar mucho las historias, lo que pretendo es que las historias me sorprendan a mí mismo y a los personajes”, sentencia y concluye “el siglo XVIII fue más una época de evolución que de revolución”. “La cocinera de Castamar”, llega para rellenar un hueco en nuestra literatura que suele tratar bastante poco el siglo XVIII. Puedes comprar el libro en:
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