Corre el año de 1720. En España reina Felipe V, pero las heridas de la guerra de Sucesión entre Habsburgo y Borbones no han cicatrizado aún. La corte es un hervidero de intrigas, una corte hipócrita en la que se ocultan corazones oscuros, peligrosos y llenos de ambición.
Clara Belmonte, hija de un médico ilustrado muerto en la guerra, ha tenido que buscar una salida a la pobreza a la que se vio abocada tras la muerte de su padre. Por fortuna, Clara tiene un gran don: convertir cualquier alimento en el manjar más exquisito. Es una joven educada, culta, que sufre desde la muerte de su padre de una insuperable agorafobia. Por sus excelentes referencias, es contratada como oficial de cocina en la gran casa del duque de Castamar, don Diego. Diego es viudo desde hace diez años, y sigue llorando a su esposa fallecida en un accidente.
Durante la celebración de una gran fiesta, unas circunstancias fortuitas llevan a nuestra protagonista a hacerse cargo del banquete. Los manjares que prepara Clara sorprenden a todos por su sofisticación y su sabor inigualable. Tanto que el propio duque visita las cocinas para felicitarla. Este primer encuentro los sorprende a ambos. A Diego, que no esperaba encontrar una mujer tan bella, culta y encantadora, y a Clara, que descubre en Diego a un hombre amable, caballeroso, con una mirada que guarda toda la tristeza del mundo.
Entre Diego y Clara se establece desde el principio un diálogo sensorial y emocional a través de la comida, que se irá convirtiendo en algo mucho más profundo.
Y este sentimiento será lo único que les permita enfrentarse a peligrosa la intriga que amenaza con destruirlo todo y a todos. Porque sobre Castamar se cierne la sombra de Enrique de Arcona, marqués de Soto, un hombre que odia a Diego profundamente y está dispuesto a todo para destruirle.
Conjuras, engaños, amores ilícitos en unas páginas cargadas de sensualidad y misterio
En una España hasta hacía poco dueña del mundo y convertida, para muchos españoles, en poco menos que un pelele de Francia, los rencores y las intrigas estaban a la orden del día. La sofisticada corte española del siglo xviii era también un nido de víboras dispuestas a todo por mantener unos privilegios alterados por la llegada del rey borbón.
Es una corte que no dista mucho de la que retratara con crudeza Las amistades peligrosas, una obra de la que se nutre con maestría La cocinera de Castamar. Manejando con solvencia los referentes de la gran novela del xviii y xix desde Jane Austen a Charlotte Brönte; desde Dumas a Choderlos de Laclos, el autor crea una historia que es mucho más que una novela de amor y aventuras.
Sensualidad y erotismo
El otro aspecto fundamental de La cocinera de Castamares la sensualidad y el erotismo que impregnan toda la novela. La sofisticación de los espacios, las descripciones vívidas y llenas de color que trascienden las palabras para convertirse en imágenes, la perfecta documentación sobre modas, comidas y lugares. Como elemento fundamental de esa sensualidad envolvente destaca, sin duda, la gastronomía. Los sentidos del lector se verán asaltados sin remedio por las delicias culinarias que se describen en la novela. Platos sofisticados, exuberantes, exquisitos, creados con mimo por Clara, que se transforma en su cocina en un demiurgo de placeres inesperados.
Lances de espada y lances de alcoba. Juegos de poder y juegos de seducción
Finalmente hay que subrayar la trama, tan múltiple como apasionante. Poco a poco, la novela se convierte casi en un thriller de intereses ocultos y secretos mortales. Múñez entreteje con maestría los lances de espada con los lances de alcoba, los juegos de poder con los juegos de seducción. Ha combinado una historia de venganza de acción vertiginosa con la descripción pausada y profundamente sensorial de los olores, los sabores, los colores de toda una época. Es una novela de intrigas y también una novela muy romántica, erótica y profundamente sensorial que no deja de lado la crítica a una sociedad hipócrita de modales cortesanos y pacatos que enmascaran las prácticas más inmorales.
Seres perversos y seres de luz. Mujeres exhibidas como ganado de feria para conseguir un buen partido y hombres dispuestos a todo para satisfacer sus deseos. Asesinos de salón y asesinos de cloaca. El autor ha montado un esqueleto narrativo sin fisuras para una historia con decenas de aristas y oquedades que encajan como en un puzle perfecto. Ha buceado en los bajos fondos entre personajes abyectos y espíritus nobles y nos ha hecho disfrutar de los grandes salones palaciegos, de su sofisticación y sus hipocresías. Desde el burdel más infecto de Lavapiés a los paseos por el Buen Retiro, Múñez introduce al lector en el «arriba y abajo» de una gran casa señorial del siglo xviii, con su protocolo asfixiante, sus misterios, sus secretos, y también en los bajos fondos de los arrabales madrileños, de personajes atados a la pobreza y sin esperanza.
Fernando J. Múñez (Madrid, 1972) le comenzó el gusto por la escritura desde muy niño. Con catorce años empezó su primera novela, y sus primeros guiones de cine con dieciocho. Tras licenciarse en Filosofía, inició su carrera como realizador en publicidad mientras dirigía sus primeros cortometrajes, completando su formación académica en Cinematografía en Estados Unidos. En 2012 dirigió el largometraje Las nornas, proyectado en el festival de Alicante y la Seminci de Valladolid.
"La cocinera de Castamar" es su primera novela.
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