En el incomparable marco del Certamen de Novela Histórica de Úbeda hemos vuelto a tener la oportunidad de charlar largo y tendido con Jesús Maeso de la Torre. ¡Qué mejor que en la ciudad que le vio nacer! En el certamen ejerce de presidente del jurado del premio que conceden y es el auténtico valedor del mismo. En su nueva novela “La dama de la ciudad prohibida” nos vuelve a llevar a China, es su segunda novela sobre dicho país, y como siempre no falta rigurosidad histórica y misterio. El autor nos sumerge en un mundo lleno de belleza y secretos, sensualidad y ambición. Una lectura que el buen lector del género, y también al que le guste la aventura, la intriga y la buena literatura, no deberá perderse en estas navidades.
Después de escribir muchas novelas sobre nuestra historia, sus dos últimas obras las ha situado en China. ¿Qué es lo que más le llama la atención de ese país?
Su sofisticada civilización, sus grandes aportaciones a la humanidad y la exclusión de una religión oficial de la vida política, como un vehículo de desarrollo científico
¿De dónde partió la idea de escribir la novela?
Comenzó con mi anterior novela: "La caja china", sobre un intento de nuestro monarca Felipe II de conquistar el gigante asiático en el siglo XVI. Creía que la desconocida vida en la Ciudad Prohibida y de las concubinas imperiales en particular, precisaban de una novela por sí solas.
En “La dama de la ciudad prohibida” se centra en la historia de China en el siglo XVIII. ¿Por qué se ha fijado en ese momento histórico?
Porque la dinastía King, de origen manchú fue la primera que tuvo una mujer en la más alta autoridad del estado, y las mujeres tuvieron gran influencia en la política de palacio.
La protagonista LinShui se lanza a buscar respuestas sobre la muerte de su hermana en la Ciudad Prohibida. ¿Cómo era la vida de las mujeres en ese periodo?
Era de una exquisitez asombrosa y poseían unos lujos impensables en las mujeres chinas. Pero habiendo sido educadas hasta el extremo de la erudición y la sofisticación, eran consideradas como meros objetos sexuales sin apenas derechos.
¿Era fácil ser mujer en China?
En mi larga vida como profesor de historia, en las cinco grandes civilizaciones: la judía, la cristiana, el islam, la occidental y la china, he constatado que los derechos de la mujer han brillado por su ausencia.
¿Cómo se ha documentado para escribir la novela? ¿Ha viajado a China para hacerlo?He manejado mucha documentación de esta nación, su cultura e historia, en especial en la Universidad Pompeu y Fabra de Barcelona, gran conocedora del gran coloso de Oriente, y no he viajado a China.
A su novela la podríamos calificar de histórica pero tiene mucho de intriga, investigación, elementos de thriller, incluso de novela negra. ¿Cómo definiría su novela?
Como casi en todas mis novelas se advierte una mezcla saludable de historia-siempre contrastada-misterio, aventuras, novela de personaje y literatura muy elaborada, para que el resultado sea un objeto de placer.
¿Qué considera más importante, la trama o el contexto dónde sucede?
Para que una novela resulte lograda, ambos, contexto, y trama, o lo que es lo mismo ficción e historia, deben mezclarse con prudente armonía.
En la novela hay una profunda reflexión sobre el poder. ¿Es igual en todas las épocas?El ansia de poder y la codicia, su aliada más temible, se han unido al hombre desde la época de las cavernas. Es inherente a nuestro ADN.
¿Hubo muchas luchas por conquistar el poder en el trono chino?
Se conocen pocos reinados de las distintas dinastías chinas, en los que no se sucedieran asesinatos entre aspirantes a la corona, de padres e hijos de sangre real, o de generales o ministros por acceder en el trono del Hijo del Cielo. Algo tendría para enardecer tantas ansias para hacerse con él.
Parece que los europeos o, mejor dicho, los occidentales, despreciamos las culturas que nos son ajenas y lejanas. ¿A qué cree que es debido?
El ser humano siempre ha rechazado lo que no conoce o proviene de fuera, pero la civilización china es verdaderamente extraordinaria, con un Estado ordenado y jerárquico, donde se accedía a los altos cargos del reino por una meticulosa meritocracia. Era una cultura educada para el placer de los sentidos, el amor a la familia, los ancianos y la naturaleza, y muy adelantada en lo técnico y científico.
¿Cree que el lector español se está decantando por leer novela histórica?
Es evidente que es el género más leído. Tal vez no nos hayan contado la historia con veracidad y tengamos ansias de conocerla de un modo ameno, como también para conocer nuestro ideario común.
¿En qué medida ayudan los certámenes como los de Úbeda en la difusión de la historia y de la novela histórica?
Mucho, tanto para lectores como para autores de todo el continente, que han apreciado que este Certamen en concreto es un escaparate espléndido para mostrar su obra. Un encuentro es difusión.
Usted siempre ha estado muy implicado desde el primer día con el certamen de Novela Histórica. ¿Cuál cree que ha sido su evolución?
El ser ubetense me he visto obligado a cooperar desde el principio en todo aquello en lo que podía ayudar. Era mi ineludible obligación, y en especial en comprometer a autores del género de fama mundial, con los que comparto amistad, otros foros y Ferias del Libro, y que acuden a mi llamada desinteresadamente. Se está convirtiendo en el de más prestigio sin exageración alguna.
¿Qué es lo que más destacaría del celebrado este año?
La presencia de prestigiosos blogueros del género literario que le confieren gran difusión, y las representaciones y escenificaciones históricas que los acompañan, que le dan gran colorido y amenidad.
¿Hay suficientes ayudas desde el sector público para este tipo de encuentros?
Este año se han advertido más ayudas y sobre todo la presencia de los Regidores de la ciudad- la alcaldesa y la concejala de cultura- en los actos más señeros. Ese es el camino, y le agradecemos de corazón su afecto.
Para finalizar, ha escrito sobre diferentes momentos históricos en distintas épocas. ¿Qué sorpresa nos guarda para su próxima novela?
¡Roma habemus! Una visión desconocida de Julio César en Hispania. Gustará por su originalidad y por una visión muy distinta del ilustre personaje.
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