Una cola interminable esperaba paciente la hora para entrar a la presentación del libro “Las lealtades”, de Delphine de Vigan, en el Instituto Francés de Madrid. Pocas autores crean tanta expectación y tiene tantas lealtades como la escritora de Boulogne-Billancourt, de la Île-de-France. Y la espera mereció la pena. La autora francesa estuvo acompañada por la también escritora Elvira Navarro, con la que mantuvo una entretenida charla sobre la última novela traducida al castellano de Delphine.
Los primero que hizo Delphine de Vigan en la presentación del libro fue contar la génesis de su novela. “Los novelistas somos unos vampiros, cuando nos cuentan una historia interesante, nos la hacemos nuestra e investigamos sobre lo que nos han contado para llevarla a nuestro terreno”, afirma la escritora afincada en Paris. “El libro está basado en unos hechos reales que me contó una persona hace 10 años. Lamentablemente, lo que me contó es algo que está ocurriendo en nuestra sociedad”, dice refiriéndose al alcoholismo de unos chavales de doce años, protagonistas de la novela.
Delphine aclara que ya antes de comenzar a escribir “El título estaba en el origen de la novela. Quería tratar la lealtad desde diferentes tipos de vista, familiar, social, institucional y, por supuesto, conyugal. Es algo que vivimos muy a menudo a lo largo de nuestras vidas”, señala. Aunque la idea tardó en florecer varios meses. “Antes de ponerme a escribir tengo que tener claro los personajes, los escenarios, etc.”, especifica la autor de “Nada se opone a la noche”.
“Las lealtades es un novela muy construida, como si fuese un guion cinematográfico; en un momento dado, recordé lo que me contó aquella señora sobre el alcoholismo adolescente y así surgió la trama central de la novela”, analiza la escritora y añade “surge en la novela el tema de las lealtades ocultas de las personas que trabajan con niños. Esas lealtades nos encorsetan y nos impiden construir cosas que podrían ser beneficiosas para todos”, apunta. Para Delphine de Vigan, también existen falsas lealtades “como la que los hijos tienen para proteger a sus padres”.
Los dos niños protagonistas Théo y Mathis están ligados por un pacto de silencio, su lealtad es el silencio. Además, la soledad está muy presente en el libro. “Nunca hemos estado tan solos como ahora, pese al ordenador, las redes sociales o el teléfono móvil, la soledad invade nuestras vidas”, expone la autora francesa en la presentación de su nuevo libro.
Esa soledad que cada día más nos rodea hace que las personas cada vez sean más reservadas y complicadas. “Si todo fuese sencillo, no habría tanto libro que escribir”, afirma taxativa Delphine y añade “es, precisamente, la juventud la edad del silencio y de la soledad. Es una edad muy opaca y difícil, se necesita un vínculo que, en la actualidad, no se tiene con el resto de las personas. De ahí, que mi nueva novela, recién publicada en Francia se titule Las gratitudes, y creo que sigue la misma tónica que esta”.
Mi idea es escribir más y mejor con menos palabras
“Cuando escribo, construyo mucho mis novelas, como dije antes. Cuando me lanzo a escribir sé cómo van a acabar la trama y suelo tener perfilado mucho los personajes y la arquitectura de la novela. Pese a ello, siempre surgen cosas nuevas en el proceso de escritura”, disecciona con habilidad la autora. Aun así, cree que “Las lealtades” es más sencilla que sus anteriores novelas. “Aunque creo que ha requerido mucha precisión por mi parte la construcción de ella”, sentencia.
La escritora confiesa que “reescribo mucho mis novelas. Mi pretensión es que sean sencillas, fácil de leer. Mi idea es escribir más y mejor con menos palabras”. Ahora que ya lleva unos años desde que dejó su trabajo en una empresa, emplea las mañanas para escribir, “releo lo que escribí el día anterior y continuo escribiendo”, apunta. Siempre busca que su literatura tenga una lectura musical. “Las leo mucho en voz alta para oír lo que escribo, es muy importante para ver la musicalidad y el ritmo del texto”, subraya.
Sus primeras novelas, muy autobiográficas, las escribió por las noches mientras trabajaba en la empresa en la que estuvo 20 años. “Con las crisis me terminaron echando, así que ahora me dedico a la literatura en exclusiva. Me gusta ser testigo de mi época”, finaliza Delphine de Vigan.