A su alrededor se mueven otros tres personajes: Hélène, la profesora que cree detectar que el niño sufre maltrato a partir del infierno que vivió en su propia infancia; Mathis, el amigo de Théo, con el que se inicia en la bebida, y Cécile, la madre de Mathis, cuyo tranquilo mundo se tambalea después de descubrir algo inquietante en el ordenador de su marido...
Todos estos personajes son seres heridos. Marcados por demonios íntimos. Por la soledad, las mentiras, los secretos y los autoengaños. Seres que caminan hacia la autodestrucción, y a los que acaso puedan salvar –o tal vez condenar definitivamente– las lealtades que los conectan, esos «lazos invisibles que nos vinculan a los demás (...) las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos. Son los trampolines sobre los que se despliegan nuestras fuerzas y las zanjas en las que enterramos nuestros sueños».
Una novela concisa, escrita con una prosa afilada, y que no da tregua al lector. Un relato de una contundencia sin contemplaciones, desgarrador y necesario.
Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) ha publicado en Anagrama Días sin hambre, "Nada se opone a la noche" (Premio de Novela Fnac, Premio de Novela de las Televisiones Francesas, Premio Renaudot de los Institutos de Francia, Gran Premio de la Heroína Madame Figaro y Gran Premio de las Lectoras de Elle) y "Basada en hechos reales" (Premio Renaudot y Premio Goncourt de los Estudiantes), que ha sido llevada al cine por Roman Polanski.
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