«Para pagar las quince rupias de un viaje a Simla, V. P. Menon (1894-1966) se dirigió a un anciano sikh que encontró en la calle y le comunicó su pobreza. El buen hombre le dió la cantidad pedida. Cuando Menon le preguntó su dirección para devolvérsela el sikh respondió. «Es sencillo hasta el dia de tu muerte cada vez que un hombre honrado te pida ayuda le darás quince rupias. Así lo hizo. Seis meses antes de su muerte ocurrida en 1965 un mendigo llamó a su casa de Bangalore, cuenta su hija. Menón fue a buscar su monedero, sacó quince rupias y se las dió al mendigo. Hasta sus últimos días continuó rembolsando su deuda»
Menón- nuestro protagonista- según Dominique Lapierre y Larry Collins en «Esta Noche la Libertad» ocupaba en 1947 en el Gabinete del virrey el cargo más elevado confiado jamás a un indio. Se ganó rápidamente la confianza y luego el afecto de Lord Mountbatten (1900-1979) sobre quien se acaba de publicar un libro con el título «Los Mountbatten their lives and loves (Sus vidas y sus Amores) del agente literario Andrew Lownie. Y siempre será recordado entre otros aspectos de su vida por su asesinato en 1979 a manos del IRA. O el trabajo efectuado por Plamen Tonchev en su «Pakistán, El Corán y la Espada» en donde a modo de introducción ofrece un breve relato partiendo del año 1947 hablando de ese Pakistán en relación con el actual como el quinto país más poblado de la Tierra y el mayor estado musulmán del mundo.
Pero si hay dos países que se encuentran en una permanente competición sin duda alguna son la India en donde los musulmanes representan una comunidad pequeña y en cambio los cristianos son un veinticinco por ciento de la población en Kerala. Nombres de numerosas iglesias nos recuerdan que la India ha sido según la tradición evangelizada por Santo Tomás en el siglo I que nos hace recordar el estupendo volumen realizado por el profesor Óscar Pujol bajo el título de «La Ilusión Fecunda. El pensamiento de Samkara» en donde según sus palabras «Samkaracarya es una de esas figuras que no precisa introducción. Si se me permitiese una comparación superfícial, cuyo único objetivo sería ayudar al lector español a situar rápidamente la figura de Samkaracarya, me atrevería a decir que fue el Santo Tomás de Aquino en La India. Los dos se coronaron con la doble aureola de la filosofía y la santidad. Ambos dieron lugar a sendas escuelas filosóficas y utilizaron brillantemente la razón natural para justificar la autoridad de las escrituras».
Antes incluso que Europa. Especialmente Cochin, Kottayam, Mahé o Madrás en donde podemos encontrar comunidades con el nombre de Santa Cruz, Santa Teresa de Ávila y una huella del catolicismo portugués que sigue siendo profunda sobre todo gracias al «Apóstol de las Indias» San Francisco Javier, Jesuita que llegaría a «evangelizar» la India en 1542.
Un buen motivo para leer de nuevo el trabajo efectuado por el profesor Pablo Bustelo de la Universidad Complutense de Madrid su «Chinindia. Asia a la conquista del siglo XXI» en donde pone verdadero énfasis en el carácter mutuamente complementario de sus economías y en el acercamiento y la convergencia de sus política exterior y en sus intereses estratégicos» China cuenta con 1395 millones de habitantes y es la primera potencia económica mundial con una superficie de 9.596.960 kilómetros cuadrados.
Son dos grandes colosos que han estado rodeados de titulares en los distintos medios de comunicación por un lado y por el otro. Países que han estado envueltos en «verdaderas guerras políticas» dando lugar a noticias de toda índole y condición. En España ha sido la editorial Miraguano una de esas «raras avis» que se ha encargado de publicar textos -no políticos pero sí culturales en torno a ambos países. Desde los trabajos efectuados por el profesor Enrique Gallud Jardiel que ha dejado y sigue dejando nombres que se ocupan desde «La voz de Bengala.Antología esencial» en donde añade «Ante el gran público hispanohablante dio a conocer la Obra más representativa y brillante del Renacimiento Literario y Cultural de la India moderna y colaboró con su marido (habla de Juan Ramón Jiménez en relación a Rabindranath Tagore - Rabindranath Thâkura- que incluye en su obra) con quién colaboró en las distintas traducciones» hasta «Sabios y Santos de la India» pasando por «Antología de Literatura Clásica. Textos Sánscritos» o los «Cuentos filósoficos de la India» y de reciente actualidad «Mahatma Gandhi. Escritos Selectos». Unas biografías que en torno a Gandhi abundan pero sus escritos han sido poco traducidos al castellano y para un hombre que llegó a popularizar la desobediencia civil- la no violencia como un método de resistencia a unas leyes injustas aplicando su moderna interpretación del pacifismo esta obra de Gallud Jardiel nos invita a asomarnos por una pequeña puerta de 178 páginas a este mito dentro de la Historia cuando se celebra el setenta cumpleaños de su muerte y se recuerda ya pasado el quince de agosto lo que en su momento fue La Independencia de la India y aquellas palabras del Pandit Nehru «Hace muchos años, establecimos una cita con el Destino, y ha llegado el momento de cumplir con nuestra promesa... A medianoche, cuando los hombres duerman, la India despertará a la vida y a la libertad. Se aproxima el instante, un instante rara vez ofrecido por la Historia, en que un pueblo sale del pasado para entrar en el futuro, en que finaliza una época, en que el alma de una nación, durante largo tiempo sofocada, vuelve a encontrar su expresión» (Jawaharlal Nehru al Parlamento Indio, una hora antes de la Independencia de la India, la noche del 14 de agosto de 1947)
Hasta los textos del filósofo y escritor Iñaki Preciado Idoeta que cuenta con obras de la importancia de «Lu Xun. Gritos. Diario de un Loco y Otros Relatos» hasta dos trabajos que han marcado una época como han sido «Adiós Tíbet, Adiós. La Agonía del Pueblo Tibetano» o «Historia de Milarepa. Grande y poderoso Yogui» con una edición y traducción del tibetano del propio Preciado Idoeta entre las distintas charlas y artículos que ambos autores han realizado.
Preciado Idoeta subraya «Hace ya 17 años que escribí el Prólogo a mi primera traducción de la Vida de Milarepa. Aún no había viajado al Tíbet. Todo lo que de él creía saber provenia de lecturas y de relatos de lamas exiliados. Aquella era mi primera traducción realizada con todo el fervor y admiración hacia el gran personaje que para mí era, y sigue siendo, Milarepa, adolecía de un carácter básico: falta de contacto físico, directo, con lugares y personas, que mi encendida imaginación solo podía recrear con embelesada idealización. En verano de 1996 viajé al Tíbet por primera vez. Fueron dos meses intensos durante los cuales recorrí por mi cuenta y riesgo (nunca mejor dicho) muchos lugares. Por eso al haberles hablado hace unas semanas del excelente libro de «En Versos Sin Tiempo» de María Cristina Iglesias (1970)... Hacemos nuestras sus palabras «Para mí la poesía es una forma de ver la vida y con ella me gusta transmitir todo aquello con lo que palpito, que me inspira, que me llega al alma. Y no la considero mía: me gusta que mis poesías sean de aquellas personas que las reciben, que las leen. Me gusta pensar que las hacen suyas, que las sienten propias, y que sus corazones, como el mío, laten al son de mis palabras»
No podemos dejar de hablarles a ustedes de una obra «en nuestros días» excepcional aunque diferente en el «Tiempo y en el Espacio»
Volviendo a la editorial Miraguano ha sido sin lugar a dudas un gran acierto publicar volviendo a China su «Antología Poética de las Dinastías Tang y Song. Los dos periodos de oro de la literatura China» del profesor Alfredo Gómez Gil. Una poesía china que cuenta con una historia de al menos tres mil años de antigüedad durante los cuales ha producido tal número de espléndidos poetas y poemas que este género literario ha llegado a convertirse en la máxima expresión de la cultura china. Los poetas de la Dinastía Song heredaron el valioso patrimonio de sus antecesores y crearon nuevas formas de versificar y desarrollar las bellas tradiciones poéticas chinas llevándolas a una nueva etapa.
En palabras de Gómez Gil «Mi única intención es servir a la causa de la razón valiéndome de la evidencia, y axiomático es que si la literatura china en todo su tropel artístico alcanza un florecimiento de enorme prioridad al del occidental, lógico será también que en algunas de sus facetas se adelante a ésta en su marcha a través de la literatura universal»