Xenia García aparte de sus tareas periodísticas había publicado hasta ahora los libros de relatos El trigo que cae y Cárceles de azúcar. Por lo que, la entrega de la que hablamos viene a ser su primera novela. Pero, cuidado con las hipótesis y las estigmatizaciones a la hora de valorar un texto antes de haberlo leído. Y quiero dejarlo claro desde el inicio de este monólogo que voy a iniciar.
He leído pocas novelas en lo que llevamos de año que me hayan impactado tanto. No sólo por la prosa limpia, directa, sin adjetivaciones ni artilugios estilísticos al uso que despliega la narradora en Kudryavka, sino también, por cómo ha venido a salvar con una elegancia inusual la crudeza de la temática que aborda en la misma y las cuchilladas que como estiletes recién estrenados se les clavarán sin misericordia alguna a los lectores que posen sus ojos por semejante texto.
Es muy difícil extraerse "la costra" de encima cuando la misma lleva años y años acumulándose no sólo en la piel sino especialmente en la conciencia, ese lugar al que, por lo general, cuando las cosas llegan y se instalan, vinieron para quedarse de manera definitiva excepto que la locura permita darnos un respiro.
"Kudryavka (Perra de pelo rizado)" es una historia sangrante. Continuamente sangrante (y la iteración no es una floritura), y dolorosa, llena de costras purulentas, hediondas, que cuando se arrancan. se escarban bajo las mismas, empieza a fluir de manera permanente y abundante la podredumbre de la que muchas personas estamos hechos, conformadas, aunque se oculte, aunque se niegue.
En Kudryavka Xenia García describe un mundo alucinante y alucinado que está, que reside, dentro del mundo que vivimos, pero las más de las veces no se deja constancia, no se cuenta: se esconde. Y estamos hablando de la pedofilia.
En esta novela coral uno de los personajes necesita escribir para olvidar, hacer de notario para que lo acontecido salga de la memoria de una puñetera vez si es posible. Agarrar la pluma y garabatear todos los recuerdos, todos los sueños, todos los instantes de los que se tenga conciencia, esos en los que se mezclan la duda, el deseo, el daño recibido, el dolor, el placer, la soledad, el vértigo, la ausencia de certezas, el miedo o los fantasmas presentes y los del devenir.
Kudryavka es una novela controvertida, mucho, muy elaborada, quisquillosa, hasta el punto de que en un mundo con censura (y hay muchas censuras) esta historia, aunque hubiese sido escrita, jamás se habría publicado y mucho menos haber recibido un premio literario, y, sin embargo, aquí está, editada por su valor literario, por su coherencia, por su denuncia, por su valentía, por la forma de narrar que Xenia García ha sabido imprimir al texto. No obstante, absténganse de leer la misma los pávidos, los faltos de espíritu, los espantadizos, los meapilas incluso. Los demás han de saber que, cuando acaben la misma, no olvidarán en mucho tiempo esa crudeza en el decir, en el contar, que la narradora blande como una espada flamígera que lo incendia todo, que pone en duda todas las componendas y todas las convenciones, además de un buen número de certezas e infinidad de apariencias al uso que incluyen no sólo los comportamientos individuales sino también los sociales, los políticos, los académicos, los religiosos, los éticos, los filosóficos.
Para acabar, Kudryavka es una bomba sin espoleta y si no se cuida puede destrozarle las entendederas. Usted mismo.
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