Algunos, recién llegados como Miguel Ángel Oeste, con propuestas tan fronterizas entre géneros como Arena, o el descubrimiento, con su segunda novela, Las jaurías, de Alberto Gil, que hurga en un crimen político del pasado, bastante colateral en nuestra historia, para hablar del aquí y ahora de un país en evolución. La argentina Paula Rodríguez lleva a cabo una disección de la corrupción cotidiana en Causas urgentes. Guillem Morales aporta un thriller del vacío ciudadano, acelerado y vital con su obra El accidente de Lauren Marsh, mientras que Luis Llort ofrece una interesante mirada al crimen del menudeo, cercano y casi asumido que se vuelve salvaje en Herencias colaterales.
Pero eso no es todo: las tragedias familiares y de la tierra a las que nos lleva Marta del Riego en Pájaro del noroeste; el misterio, los paisajes helados y la desazón existencial que acompañan a la lectura de Los gatos de Kerguelen de Marta Barrio; la psicología, su práctica profesional y el crimen -o cómo evitarlo- hace girar Odio en las manos, de la recién llegada María Gómez; No oigo a los niños jugar, de Mónica Rouanet, nos apasiona desde un thriller de atmósfera densa y sucia que se recuerda mucho después de su lectura…
Un buen número de propuestas que nos dicen que la literatura negra en nuestro idioma avanza en muchas y muy diferentes direcciones.
Para hablar de ello y, como siempre, estaremos con estos nuevos autores en la XXXIV Semana Negra de Gijón. Del 9 al 18 de julio. ¿Dónde si no?