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Francisco Morales Lomas
Francisco Morales Lomas (Foto: cedida por el autor)

Entrevista a Francisco Morales Lomas: “Mi propósito es crear una ficción que sirva de puente para la reflexión de lo que hemos construido"

Autor de “Las edades del viento”
lunes 15 de marzo de 2021, 14:00h

Francisco Morales Lomas es poeta, ensayista, narrador y crítico literario, entre otras muchas cosas. Su último libro publicado “Las edades del viento” es una novela en la que reflexiona sobre las consecuencias de la Guerra Civil en sus protagonistas. Uno de ellos es el escritor Antonio Machado, ejemplo claro del exiliado derrotado por la fuerza de las armas que no de la razón.

Francisco Morales Lomas
Francisco Morales Lomas (Foto: cedida por el autor)

Las edades del viento” forma parte de una tetralogía que Francisco Morales Lomas todavía no ha terminado de escribir y que versará sobre los principales acontecimientos europeos del siglo XX, que han cambiado el mundo y sus ideas. Con una prosa fluida y bella, el autor nos imbuye en ciertos aspectos de la vida del gran poeta Antonio Machado, dándonos una visión muy cercana del escritor y el sufrimiento que padeció al tener que salir de su patria en condiciones precarias. En la entrevista el escritor jienense nos desvela sus motivaciones para escribir esta novela y muchas más cosas.

¿Cuándo surgió la idea de escribir “Las edades del viento”?

Hace unos diez años mi hijo Julián se marchó a vivir a Madrid para realizar el MIR como médico internista en el Clínico San Carlos. Por entonces vivía en la plaza Chamberí, justo al lado de la calle General Arrando, donde se ubicaba la última vivienda de Antonio Machado en Madrid antes de partir a Valencia. Muchas veces tuve oportunidad de visitar a mi hijo y también encontrarme con un espacio donde Antonio Machado era el protagonista. Durante muchos años las calles adyacentes sintieron su paso y también el mío. No obstante, yo había sido muy machadiano desde joven y sus poemas, así como su inteligente y atractivo Juan de Mairena, fueron lecturas habituales en los años 70, así como las canciones que entonces publicó Serrat. Todo ello confluyó, casi mágicamente, y hace diez años comencé a investigar a Machado en el periodo de la República y la Guerra Civil. Y, como resultas de ello, al cabo de los años aparecieron la novela Las edades del viento (Ediciones Dauro), el libro de ensayo Poética machadiana en tiempos convulsos. Machado durante la República y la Guerra Civil (Ed. Comares), y una edición antológica con estudio inicial de la poesía de Antonio Machado, titulado Antonio Machado. Palabra en el tiempo (Ed. Poéticas).

¿Cómo ha sido la labor de documentarse para escribir la novela?

Ha sido una labor de muchos años durante los que, al mismo tiempo que convivía con el Machado real, iba surgiendo el Machado novelesco que posee tantos visos de realidad. Se ha ido fraguando todo a fuego muy lento y ha sido como ir conviviendo con él, con su pensamiento, con su forma de ser…, rememorando a uno de los grandes escritores de todos los tiempos, que fue fiel a su pensamiento solidario y abierto al otro hasta los últimos días de su vida.

Lo digo por lo que cuenta sobre la posible hija de Machado con una joven actriz francesa que vino a actuar al Teatro de la Comedia de Madrid. ¿Qué hay de real en ello? ¿Hasta qué punto está documentado?

En absoluto. Todo forma parte de la ficción. Esta actriz nunca existió ni conoció a Machado. No se le conocen otros romances que no fuera, por entonces, el de Pilar de Valderrama, de la que estaba profundamente enamorado, por las cartas que conocemos de él. Sintió un amor de madurez recóndito y sincero. Y estas sensaciones surgían en un momento de su vida donde era perceptible que España se iba aproximando a la catástrofe. De modo que estas sensaciones tan extremas (vida y muerte) también están presentes en la sociedad de la República, en una sociedad que se había inaugurado con ilusión, con amor, y acabó en una debacle total. Fue lo que quise reflejar en esta obra: la pasión de la vida y sus últimos estertores.

Creo que “Las edades del viento” va a pertenecer a una tetralogía sobre el periodo que va desde el inicio de la Guerra Civil Española al final de la Segunda Guerra Mundial. ¿Nos puede avanzar sus intenciones?

Desde hace varias décadas que bullía en mi cabeza la idea de escribir un ciclo novelesco que, desde mi punto de vista, sintetizara mi visión sobre el siglo XX en Europa. Lo único que por entonces creé para este ciclo novelesco fue un título muy simbólico que, a mi modo de ver, podría reflejar mi sentimiento sobre el siglo XX: Un siglo llamado invierno (quizá creado como asociación con el poema de Dámaso Alonso, “A un río lo llaman Carlos”). Después fui progresivamente diseñando las novelas y escribiéndolas. De este ciclo están escritas ya las dos primeras: Las edades del viento y El pequeño mago de Meeskirch (inédita). Centrada esta última en la Alemania de entreguerras y dos personajes extraordinarios: Hannah Arendt y Martin Heidegger. Una historia de amor, pero también de desolación y muerte, que nos explica el nacimiento del nazismo en Alemania desde el interior. A ellas seguirán El hombre sin rostro (en proceso de documentación, en torno a la revolución rusa, que comenzaré a escribir este verano) y La puerta de Brandenburgo (en torno a las figuras de Woytila y Gorbachov). Creo que la Guerra Civil Española, las guerras mundiales del XX, la revolución rusa y el final de la guerra fría con el desmoronamiento del muro de Berlín y la caída del comunismo en Rusia son los acontecimientos más importantes que definen nuestro mundo durante este siglo XX.

¿Por qué le interesa tanto ese periodo histórico?

El siglo XX ya ha finalizado y como persona que vivió la segunda parte de él y que también vivió algunos acontecimientos o llegó a padecerlos me siento como parte de la historia de esa humanidad que vibró con las ideas que iban surgiendo pero que iban, al mismo tiempo, pereciendo y sacrificando tantas vidas producto de esas mismas ideas. ¡Con cuánta ilusión el pueblo saludó la llegada del comunismo, del nazismo o del fascismo, y con cuánto denuedo se destruyeron y dejaron a la humanidad despedazada! Mi narrativa quiere ofrecer una visión particular de este mundo que hemos vivido, amado, padecido y “leído”.

En la novela hay dos grandes protagonistas el investigador Virgilio Aguilar y Antonio Machado. ¿Qué nexo de unión tienen ambos protagonistas en la novela?

Virgilio Aguilar es uno de los investigadores que tratan de averiguar los visos de credibilidad de la historia de Machado y la actriz francesa, lo que le permite entrar en un alambicado territorio en el que progresivamente se va desmadejando este laberinto. Aguilar es una especie de Teseo en esta especie de laberinto que es no solo la vida de Machado sino la propia historia de España y de Europa. El paradigma se evidencia a través de estos encuentros.

Aun así, estamos ante una novela coral. ¿Es difícil manejar tantos personajes en una obra? ¿Cómo se organiza?

La realidad es compleja. Siempre he sentido necesidad en muchas de mis novelas de reflejar diversos puntos de vista y ofrecer al lector un mundo complejo en el que él siempre tiene la última palabra. Los personajes juegan ese papel. Hay escritores que consideran al lector una especie de joven al que tienen que conducir. Mi lector necesito que sea libre. Los personajes necesitan crear ese mundo abigarrado, complejo y difícil de entender. Desgraciadamente la narrativa sobre este periodo siempre ha sido una cosa de buenos y malos.

¿Qué personajes le han costado más concebir, los históricos o los inventados?

Los históricos siempre son más complejos porque habrá algo que determine una visión y necesito que aparezcan en su complejidad. Los inventados son más fáciles de concebir y crear porque es una tierra completamente fértil. La otra tierra ya está plantada y abonada.

El tener a un personaje como Antonio Machado en la novela. ¿Le da pie para reflexionar sobre España?

Por supuesto, esta es la idea. España y su riqueza está muy presente pero también la perspectiva desde Europa. No es baladí la presencia de Francia, un país con el que siempre mantuve un trato especial desde que en los años 70 estuve trabajando siendo un adolescente. De ahí que parte de la obra transcurra en la posguerra y la guerra tenga un efecto residual. Creo que ha habido demasiadas novelas sobre esta. Mi novela no trata propiamente la Guerra Civil sino las consecuencias sobre las personas y su dificultad para comprenderla.

¿Seguimos sin superar el trauma de la Guerra Civil?

Todavía no se ha superado. Creíamos que se había superado durante la Transición pero está ahí de cuerpo presente, con sus cunetas y sus cadáveres sin identificar. Creo que durará su visión todavía años.

“Se debe profundizar en la historia para madurar y avanzar hacia el futuro con los ojos de la verdad”

¿Su novela puede ayudar a ello?

Mi propósito es crear una ficción que sirva de puente para la reflexión de lo que hemos construido y seguimos construyendo, siempre con el mejor ánimo de dejar el espacio reflexivo al ciudadano, siempre adulto, maduro y responsable.

¿Es mejor conocer nuestra historia cercana u olvidarla como se pretendió durante la Transición?

Se debe profundizar en la historia, no ya solo para que no se repitan las desgracias de antaño y sucumbir a sus venganzas sino para madurar y avanzar hacia el futuro con los ojos de la verdad. Y las heridas deben limpiarse a fondo con la palabra y la verdad.

La novela tiene varios pasajes eróticos, a Antonio Machado se le acusó de enamorarse de adolescentes. ¿Es importante el erotismo en la literatura?

Para mí el erotismo tiene una gran importancia. Es un motor determinante para el ser humano. Recuerdo con cariño a mi amigo Gregorio Morales que publicó en España la Antología de la literatura erótica, un volumen de 1300 páginas con los textos más relevantes de la literatura erótica. Creo que el erotismo es esencial al ser humano y consustancial a cualquier desarrollo amatorio en una novela.

Cuando comienzo una obra me dejo llevar por su flujo sanguíneo y es el momento más sublime

¿Cómo definiría la literatura un catedrático de la materia como usted?

Creo que es una literatura que respeta al otro, una literatura que aspira a la comprensión del mundo en que le ha tocado vivir, siendo consciente de que la complejidad lo determina y hay muchos puntos de vista contradictorios. Bucear en ellos debe ser el secreto y la complejidad de los personajes y las situaciones porque el ser humano es complejo, no simple.

Ensayista, poeta, dramaturgo, narrador, tanto de relatos como de novelas. ¿En qué género se encuentra más a gusto?

Cuando comienzo una obra me dejo llevar por su flujo sanguíneo y es el momento más sublime. Siempre que la historia me atrape puedo estar en cualquier género a gusto, pero es obvio que la poesía requiere que llegue ese momento de inspiración. Los otros géneros pertenecen al tajo. Se trata de ir construyendo poco a poco la tela de araña. La poesía es un llamarada intensa. No obstante, en un género, a veces tan discutido por los creadores puros como el ensayo, también me encuentro muy bien. Se puede crear literatura desde el ensayo. Se trata de amar la lengua, sus recursos y amar también lo que escriben los otros. El ensayo es un acto de generosidad.

Para concluir, ¿cuándo estará disponible la continuación de “Las edades del viento"?

Quiero darle un margen de tiempo para no ahogarla. No obstante, en este ínterin voy a publicar, ya está en camino, un libro de seiscientas sesenta páginas con mis relatos desde 1979, El ojo del huracán, que reúne libros ya publicados y dos nuevos inéditos.

Puedes comprar el libro en:

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