Morales Lomas ha dedicado su vida al estudio, la docencia, la divulgación y la investigación literaria. Académico de la Academia de Buenas Letras de Granada, de la Academia de las Artes Escénicas de España y de la Real Academia de Córdoba, es Catedrático de Lengua Castellana y Literatura, Doctor en Filología Hispánica, Licenciado en Derecho y Licenciado en Filosofía y Letras.
Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios y del jurado del Premio de la Crítica de Andalucía, presidente de la Asociación Internacional Humanismo Solidario, vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores (Sección de Andalucía), vicepresidente de la Asociación de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales de Andalucía, en fin… un hablar y no parar lo de este profesor, lo de este maestro, al que tengo la satisfacción de conocer y de tratar desde hace una década, y con el que comparto tareas en algunas de las asociaciones que dirige y coordina.
Francisco Morales Lomas ha escrito 117 obras literarias, 42 capítulos de libros (conjuntos), ha asistido a 38 congresos especializados en literatura tanto en España como en el extranjero y ha obtenido múltiples reconocimientos y premios por su incansable quehacer en el ámbito literario, social y humanístico.
Pero, dado este vago repaso a su biografía -porque es mucho más extensa- vayamos a su última novela, que es lo que nos congrega. “Las edades del viento” es la primera obra de una tetralogía que se llamará “Un siglo llamado invierno”, y que continuará en breve con “El pequeño mago de Meeskirch”, “El hombre sin rostro” y “La puerta de Brandeburgo”. Ya hemos hablado en el inicio de la hiperactividad de este escritor jiennense, nacido en Campillo de Arenas en 1957, por lo que nada debe extrañarnos que escriba sus obras de cuatro en cuatro si lo desea.
El tiempo histórico por la que transita “Las edades del Viento” incluye el final de la segunda República española junto con el golpe de Estado de Francisco Franco (Paca la Culona, como lo llamaba Queipo de Llano) y buena parte de los años en que se desarrolló la segunda guerra mundial.
Estamos ante una novela coral, con múltiples personajes, muy literaria, con la que Francisco Morales Lomas rinde un descomunal homenaje a uno de nuestros más grandes poetas de todos los tiempos: D. Antonio Machado.
Con la exactitud de un relojero que monta las piezas del instrumento que ha de medir el tiempo, el maestro Morales Lomas arma la arquitectura de esta novela, con rigurosa metodología -digna de encomio y de estudio diría yo-, adobándola con todos los datos que se conocen del poeta sevillano hasta el presente, para, a partir de ahí, demostrarnos, de mano de la ficción pura, cómo en las adversidades, en los momentos más difíciles, en los escenarios más cruentos, en las calamidades más profundas, el ser humano es capaz de renacer en el amor, esa pulsión que atraviesa los cuerpos y las mentes inundándolas del placer de estar vivos, no importa dónde, en qué circunstancias ni con quién, porque la completud se cierra en el permanente abrazo de los amantes y nada más es necesario en esos instantes.
Los escenarios escogidos por el dramaturgo que hay en Morales Lomas para representar esta obra, no podían ser otros dados el contexto histórico y el personaje principal que Soria, Madrid, Baeza, Valencia, Barcelona, París y Colliure, lugar en el que se inicia la novela y en el que se cierra este maravilloso periplo fantástico ahormado por Morales Lomas en honor del poeta hispalense.
Dos investigadores literarios, uno español y otro francés, persiguen a la vez con enconada rivalidad, un hilo sorprendente que cambiaría, de ser cierto, todo lo escrito hasta ahora sobre la figura del poeta y dramaturgo Antonio Machado. Esa vereda inédita que exploran conducirá a la constatación de que Antonio Machado, después de su mujer Leonor Izquierdo Cuevas y de la poeta y dramaturga Pilar de Valderrama Alday (Guiomar), tuvo relaciones muy estrechas con una actriz francesa, que vino a representar al Teatro de la Comedia de Madrid una obra del Nobel Anatole France en los estertores de la guerra civil española.
Pero, ahí no queda la trama de esta apasionante travesía novelesca, sino que se constata, después de mil aventuras y de idas y venidas por los sentimientos y las pasiones de los personajes, de las calamidades de la contienda bélica, de las desventuras e incertidumbres de los pueblos cuando la guerra los alcanza, de las abruptos acantilados que se producen en lo cotidiano en tales circunstancias, de los asesinatos selectivos o en masa, de las vilezas que se cometen en toda contienda, de las masacres indiscriminadas, de las cunetas al alba…, se constata, decía, que con esta última amante francesa, Antonio Machado tiene una hija, asunto que revolucionará el mundo periodístico y literario, como es de entender.
Una novela profunda, didáctica, en donde el profesor, el filósofo, el dramaturgo, pero, sobre todo el humanista que reside en Francisco Morales Lomas aflora como la vegetación lo hace en primavera: de una manera natural.
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