Carlos Díaz tiene un don especial para escribir novelas de espías, aquí lo vuelve a demostrar contando algunos de los entresijos de los servicios de información marroquíes, españoles y estadounidenses. Como siempre consigue una tensión creciente en las páginas de su novela, que tienen un ritmo vertiginoso. En la entrevista, nos desvela alguno de los secretos de su novela que no deben perderse. ¿Cuándo surgió la idea de escribir “Diamantes de luz helada”? Siempre me gusta ambientar mis novelas en algún lugar singular o en una época crítica. La salida de España del Sáhara me parece que es un asunto bastante desconocido para haber ocurrido hace relativamente poco tiempo y que ofrecía muchas posibilidades narrativas. ¿Por qué se interesó por la antigua provincia del Sáhara español? Cuando sucedieron los hechos de la Marcha Verde yo tenía 15 años y es una edad en la cual ya vas teniendo percepción de los acontecimientos, y aquello sabía que supuso un trauma importante para muchas personas y quise profundizar en la historia. ¿Cuánto tiempo tardó en documentarse para escribir la novela? Aproximadamente 9 meses, desde que leí el primer libro ambientado en el lugar: Diarios del Sáhara, de Sanmao, hasta que escribí la primera letra de la novela. ¿Realizó alguna visita a El Aaiún o se documentó por Internet? Me documenté, como siempre, en libros en papel y por Internet, pero en mayo de 2017, cuando ya me conocía la ciudad de El Aaiún casi de memoria por Google Earth, viajé yo solo a la antigua capital española donde pasé cuatro días intensos paseando por sus calles y charlando con la gente (hay muchos que hablan español). También viajé a Tah, a Cabeza de Playa y a Tarfaya. ¿Qué sensación le dio la antigua capital de la antigua provincia española? De falta de vida, vacía, muy distinta de la variada animación que poblaba sus calles en el año 1975 y anteriores. Por lo demás, me pareció un lugar cuidado, bastante limpio y bien urbanizado. “Marruecos aprovechó un momento de un claro vacío en la Jefatura del Estado y jugó sus cartas sin que los saharauis pudieran ser oídos”La novela transcurre durante 1975, el año de la Marcha Verde y de la descolonización del Sáhara Español. A su parecer, ¿cómo fue aquel proceso? Marruecos aprovechó un momento de un claro vacío en la Jefatura del Estado y jugó sus cartas sin que los saharauis pudieran ser oídos. EEUU apoyó a Hassan II, así como Arabia Saudita y Kuwait (hechos documentados). En ese momento, para España el Sáhara era el último problema y, además, era un territorio que se encontraba pendiente de descolonizar, por lo que su salida, de una u otra manera, estaba ya anunciada. ¿Se contó las verdaderas motivaciones de aquel episodio? Entiendo que el gran público desconoce qué pasó allí y cómo se salió. Es algo que no se priorizó sobre el gran cambio político que nos aguardaba. Es un asunto pendiente. ¿Qué papel jugaron los servicios secretos de Marruecos, España y Estados Unidos? A mi modo de ver, los tres estuvieron coordinados y de hecho está documentado que un coronel marroquí estuvo en comunicación continua con los Servicios Secretos españoles, algo que solo se entiende si se está llevando a cabo una acción conjunta. La Marcha Verde recibió el nombre clave de “Operación Laissa”, y fue el propio Henry Kissinger, en ese momento Secretario de Estado de EEUU, el que dio su aprobación final en Tel Aviv en agosto de 1975. ¿Quedan historias por contar de aquel periodo? Muchísimas. Muchísimas microhistorias. Yo he conocido alguna porque he tenido la oportunidad de charlar con personas que fueron protagonistas, conversaciones que tuvieron lugar en El Aaiún y en Madrid, y cada una de las vivencias de estas personas daría lugar a escribir un buen libro. Fueron momentos muy intensos, tensos, emotivos, donde la guerra aparecía en el horizonte próximo, la guerra y sus consecuencias. En su novela se trata la desaparición de un español, Alfredo, que se convierte en una obsesión para la joven periodista Sagrario Ortiz. ¿Por qué ha dejado pasar tanto tiempo Elvira Pineda para intentar saber que le ocurrió? Bueno, la contestación a esa pregunta forma parte de la trama de la novela. Entre ambas mujeres surge una cierta complicidad. ¿Cómo es la relación de ambas? También es la base de la trama de la novela. Hay que ver las circunstancias de cada personaje. En primer lugar, y por aquello del orden de aparición, tenemos a una periodista que se acaba de quedar en el paro y que conoce un lugar y a una persona por la que siente un interés que, quizá en otro momento de su vida no habría tenido: Almería y Elvira, una mujer anciana que se encuentra en los últimos momentos de su vida. Elvira tiene muy poca familia y siente que no la han atendido como la hubiera gustado. Y surge Sagrario como alguien llovido del cielo, que la escucha y que muestra un interés nuevo. La joven se convierte en el último clavo ardiendo al que se puede agarrar Elvira.
La novela tiene dos líneas temporales, la de aquel 1975 y la que discurre en 2006. ¿Se enriquece la historia cuando se narra desde dos perspectivas?Lo que para mí ha sido un reto importante y novedoso. Hasta el momento no había escrito así una historia, dando salto en cada capítulo entre un año y otro. Además, confieso que la escribí así, dado que los hechos que van pasando en 1975 tendrán reflejo en la vida y los protagonistas de 2008. Me ha resultado muy gratificante la experiencia y no dudo en volver a utilizarla en otra ocasión. También observamos que los capítulos de la novela son más cortos que en otras novelas anteriores suyas. ¿Ha buscado premeditadamente la agilidad en la narración haciéndolo de esa forma? Aquí matizaría. Los capítulos más cortos, en general, son los del año 1975, sobre todo en un primer momento, extendiéndome más en los del 2008 que forma el verdadero eje de la trama. Siempre me ha gustado escribir así, con capítulos no muy extensos porque es algo que el lector (los escritores, antes de ser escritores somos lectores) agradecemos. Es cómodo poder hacer paradas y que estas se marquen en el final de un capítulo. ¿Novela a ritmo de thriller o ficción histórica? Uno de los puntos siempre más controvertidos de muchas novelas es el encasillamiento en un solo género. “Diamantes de luz helada” tiene 409 páginas y en esa extensión caben varios géneros. Tiene su parte de thriller, su mucha de ficción histórica, también tiene partes que podrían encuadrarse en novela romántica (los protagonistas son personas, personas con necesidades afectivas, esas también tienen que tener su momento en la historia), de novela policíaca… ¿Es la búsqueda el tema principal de la novela? Sí, sin dudar. Sagrario no se va a conformar con escuchar algo sino que va a hacer de la búsqueda de una razón el motor de sus actuaciones. Sagrario buscará y todos los lectores irán con ella, acompañándola a lo largo de la historia. Es la protagonista aunque ella no tomará protagonismo, sino que el interés de esta trama vendrá por lo que ella irá descubriendo. Para finalizar, ¿cómo se le ocurrió el título del libro? De algo que leí en la documentación en la que me basé y que comprendí y asumí a la perfección. Me parece algo muy emotivo porque esta novela busca levantar emociones entre los lectores. Si no se sienten “tocados” en lo más hondo es que la novela no se habrán cumplido las intenciones de este autor. ¿Encontrará el lector una explicación en la novela del mismo? Por supuesto. Nadie finalizará el libro y se preguntará: ¿Y por qué se llama esta novela así?
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