“Mi interés por esta tierra surge al leer el libro de la escritora taiwanesa Sanmao “Diarios del Sáhara”, me transmitió un interés por el Sáhara que yo no tenía”, dice el autor madrileño en la presentación de su libro ante un auditorio a rebosar, pocos escritores pueden reunir a cerca de 200 personas como lo hace Carlos Díaz Domínguez, que más parece un avezado especialista en marketing que escritor.
Sanmao, realmente, nació en la población de Chongqing, en la China interior, pero se trasladó de niña a Taipei, capital de Taiwan, buscando sus padres la democracia que no había en la China de Mao. Posteriormente, se trasladó a Madrid, donde conoció a su futuro marido José Quero, con el que se trasladó a El Aaiún hasta el abandono del Sáhara. Posteriormente, vivió en Canarias.
Carlos Díaz Domínguez se ha documentado profusamente sobre la vida en el antiguo Sáhara español, “muchas veces no sabes exactamente donde parar con toda la documentación que se consigue”, señala. Ha consultado numerosos libros y gracias a Google Earth conocía casi palmo por palmo toda la región, por lo que los escenarios del libro tienen una fiabilidad absoluta.
En la novela, una joven periodista conoce a una anciana en 2006 que le pedirá ayuda para resolver un asunto familiar acontecido hace más de 30 años. La búsqueda llevará a la profesional, entre otros lugares, al Sáhara Español del año 1975, días antes de iniciarse la Marcha Verde. La novela plantea una pregunta crucial: ¿fue la historia tal y como nos la contaron?
Muchas veces no sabes exactamente donde parar con toda la documentación que se consigue
El autor del libro contó con la ayuda de Javier del Olmo, amigo suyo desde hace muchos años cuando lo conoció practicando submarinismo. Ambos son personas que les gusta el mar, son patrones de yate y les encanta estar cerca del mar. Para el presentador, el abandono de la antigua provincia “no deja de ser una deserción, se hizo rematadamente mal”.
En la novela, se cuenta cómo los servicios secretos estadounidenses conspiraron con los marroquíes para urdir la famosa Marcha Verde, “uno de los movimientos de personas más importantes después de la Segunda Guerra Mundial. Se llegó a movilizar a más de 300.000 personas”, apunta el autor durante la presentación.
Carlos Díaz relató parte de su trabajo de documentación para escribir la novela. “Me fui hasta Gran Canarias y allí cogí un avión a El Aaiún donde permanecí cuatro días en el antiguo Parador Nacional que inauguró Manuel Fraga Iribarne en 1968. En esos días estuve prácticamente solo, no coincidí con nadie. El hotel es maravilloso, perfectamente conservado, la lástima fue que no pude ni tomarme ni una cerveza en el patio del hotel por la noche”, cuenta de manera minuciosa el autor.
“Estuve visitando muchos de los escenarios de la novela, en algunos pude entrar y en otros no. El Aaiún es una ciudad muy limpia, pero está tomada militarmente. Se ven muchos policías y, también, hay muchos vehículos de las Naciones Unidas, ya que esta zona del país está supervisada por la ONU”, especifica Carlos Díaz Domínguez que no pudo resistirse a una visita al cargadero de fosfatos de Fos Bucraa, que tenía una cinta transportadora de más de 100 kilómetros, la más larga del mundo en su día, y que ha sido durante mucho tiempo objetivo prioritario del Frente Polisario.
El autor de “Diamantes de luz helada” no dio muchas pistas más sobre su novela. “Quiero que el lector la lea y saque sus propias conclusiones, lo que si verá claramente es que el título del libro tiene mucho que ver con su contenido”, concluyó Carlos Díaz Domínguez antes de ponerse a firmar más de un centenar de libros.
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