Últimamente Azucena del Valle está muy filosófica. Que si la teoría de la compensación, que si la teoría de la relativización. "¿Asetra o beluga?" Pero qué tiene que ver el caviar con Newton y mucho menos con el ballet Bolshoi. La escritora abulense nos lo descubre en un fin de año pasado por las mismas huevas del Caspio.
Azucena del Valle nos vuelve a tocar nuestra fibra más sensible. En estos días tan entrañables y familiares, vemos en nuestras ciudades demasiados "Homeless" durmiendo por la calles en las puertas de las entidases bancarias, todo un contrasentido. Los banqueros calentitos y cada día ganando más dinero y los pobres cada vez más pobres. ¡A ellos, les importa un pepino la inflación! Y poco les importa a nuestros dirigentes el destino de estas personas que han hecho de la calle su hogar. Sic transit gloria mundi.
Vuelve nuestra narradora favorita, Azucena del Valle, con un tema trascendental: la pérdida de los seres queridos. Según la autora el primer recuerdo que se pierde es el olor. En esta ocasión, no nos reíremos, pero si reflexionaremos.
En esta ocasión, Azucena del Valle nos obsequía con una profunda reflexión sobre las clases sociales. Menudo repaso nos da en "La ascensión social... una mierda", como para no leerlo.
En esta ocasión, nuestra colaboradora Azucena del Valle del Tiétar nos sorprende con una duda existencial que tendremos todos antes de partir hacia el infinito o más allá. "¿Tengo las manos llenas?" Cada cual sabrá su respuesta.
Hoy, nuestra amigas Azucena del Valle, la Vani y la Puri vienen desatadas. ¡Y con razón! Lo que los políticos españoles y europeos están haciendo al campo no tienen nombre. ¡Ay, estos progres de salón que sólo salen al campo en coche o en falcon! Nos están dejando sin comida. Ahora quieren que la consumamos de impresoras 3D. Nuestro apoyo incondicional a todos los agricultores y ganaderos de la piel de toro y nuestra repulsa a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad, cada día más alejados de los ciudadanos, que se dedican a fichar a las personas que han salido a protestar en tractor, por nuestras carreteras, para defender unos derechos que no lo hacen los politicastros de turno. Nos lo cuenta Azu en ¡Beer for everyone! ¡La cebada al poder!
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En el día de los Reyes Magos eméritos, Azucena del Valle, que sí cree en los Magos de Oriente, nos trae el relato "¿Tú sueñas sueños?" Si importante es que te traigan regalos si te has portado bien, yo este año me quedo sin ellos, más es saber pedir. Y si no que se lo digan a los niños que ayer asistieron en masa a las cabalgatas, sobre todo el Madrid que han ido a ver al emérito Gaspar -buenorro navarro venido de Oriente.
Azucena del Valle sigue intensa, en esta época del año donde el consumismo nos sale por las orejas y por otros sitios que preferimos no describir, la escritora aboga por lo mucho que nos sobra en nuestros hogares y seguimos acumulando en cajones o armarios. Nos lo cuenta en su relato "¡Cuántas cosas venden que yo no necesito!" No seas como su panda, la Puri y la Vani, y recátate en los gastos que este año la inflación nos va a sacar los higadillos.
Azucena del Valle entre bromas y veras, se nos pone intensa en su nuevo relato titulado "La Santísima Trinidad" y reflexiona sobre los tríos más importantes de la historia, tanto de amor como de guerra, que todo vale en ambas disciplinas.
"Envejecer es de pobres" es el nuevo relato de Azucena del Valle, donde nos habla de los chakras que parecen ser que son los culpables del envejecimiento si no se tienen correctamente alineados. Los ricos podrán llorar, pero envejecer, lo que se dice envejecer, lo hacen más lentamente. ¡Será por el ácido hialurónico! o porque no trabajan al aire libre y sí en sus confortables oficinas.
Hoy, Azucena del Valle está de celebración. 100 artículos 100, lleva nuestra colaboradora más poligonera y mordaz. Empezó con un cabreo, como dice ella, y ahora parece que está feliz como una perdiz porque la van bien las cosas del humor. Hasta Viktor Frankl parece que la da la razón. De ahí que, agradecida, títule ¡Namasté! esta nueva entrega. Así que no más té y más café.
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