PLAZA DE GUIPÚZCOA
No tienen piedad con Joe Biden. Luego dicen que la democracia es un avance de la humanidad ¿Qué humanidad? Cada vez somos más intolerantes.
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Antes, y cuando digo “antes”, quiero decir antes del covid, antes de que supiéramos que una señora como Irene Montero podía ser ministra, o que el hombre de la camiseta verde se llamaba Zelenski. Incluso antes de que se jodiera el Perú (y Europa). Antes, o sea, cuando eramos felices, para mostrar asombro o desconcierto, decíamos “me rompe los esquemas”.
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No es fácil hacerlo bien. Guiñar un ojo es más que una mueca sutil, graciosa o cómplice. El guiño encierra un lenguaje oculto y secreto. Es como bailar. No vale aprenderse los pasos.
La Puri y la Vani saben de geopolítica lo mismo que Trump y Putin, que parecen los nombres de un conocido dúo de payasos. El del pelo dorado es fuerte con el débil y cobarde con el poderoso. Ni aquellas van a solucionar lo de la Pilu y el Sebas, porque viven en la inopia, ni éstos lo de Ucrania. Y Europa al verlas venir para no meterse en camisa de once varas. Nos lo cuenta Azucena del Valle en "Arreglar la casa ajena". Lo mejor es no meterse.
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Dirás que siempre hablo de los mismos. Tamara, Letizia, Puigdemont o Yoli Díaz. Tienes razón. Es que no hay mucha gente que de verdad esté en el machito. Que no te coman la oreja con el Foro de Davos ¡2800 invitados! Jefes de Estado, billonarios y élites empresariales.
Autora del libro “Mi padre, un espía ruso”
Para Alejandra Suárez fue un shock enorme enterarse en su juventud (tenía unos 18 ó 20 años, no recuerda bien) que su padre fue un espía ruso. Su madre se llamaba Pilar Suárez Barcala y quiso que su hija llevase sus dos apellidos. No era cuestión de que una madrileñita llevase como apellido el Ogoródnik de su padre. ¡Y más en los tiempos finales de la dictadura! Eso de ser espía siempre se lleva muy en secreto y sólo se habla de ello en la intimidad. Y la mayoría de las veces mintiendo.
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Azucena del Valle regresa más disoluta que nunca con "From Russia with love", parece que le ha cogido gustillo a eso de las películas de espías.
Pero qué aberración! ¡Es intolerable! Suministramos a Ucrania miles de millones de euros en armamento, multiplicamos las sanciones contra Rusia, declaramos a Putin enemigo de la humanidad, ¡y el autócrata del Kremlin responde cortándonos la llave del gas! Tras escuchar a diario razonamientos de este nivel uno se pregunta, no ya tanto por la locura inherente a cualquier guerra, sino por los límites de la cordura, incluido el cociente intelectual del establishment que rige nuestros destinos.
Parece que en "Autoglorificación" Azucena del Valle se quiere autoflagelar. Dejemos que lo haga mientras bebe botellines en su pueblo abulense que como dice su amiga Paula: se saca más lamiendo que mordiendo. Así que a lamer botellines, ella que está un poco cansada de gilís que no de los botelines; mientras nosotros lameremos tercios con las mismas ganas que los alemanes botellines de medio litro y los americanos de 750 cl. ¡Esos sí que saben!
El mundo está que arde. Menos mal que la nueva borrasca IVO ha llegado para apagar los ánimos, aunque Trump y Pedro Antonio siguen por aquí. Uno legislando leyes que están dejando a los americanos descuadrados, el otro aprobando un decreto minibus y descafeinado que beneficiaría a los jubilatas, a los okupas y a los que usen el abono transporte. Como dice Azucena del Valle en "Tomorrow will be another day" todo pasará y mañana será otro día. Lo que no sabemos es si será mejor.
"Putin ha convertido a Rusia en un Disneyland soviético"
Giuliano da Empoli ha visitado España para presentar su primera novela "El mago del Kremlin", en Seix Barral; anteriormente, había publicado varios libros de ensayo, ya sea sobre sociología o política. Ya que ha trabajado como asesor político y sociólogo. "Escribir una novela es una experiencia más amplía que escribir ensayos, ya que moviliza más partes del cerebro del escritor y del lector", afirmó durante la rueda de prensa de presentación del libro.
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Es muy fácil ser hipócrita. Seguro que alguna vez te han dicho con gesto compungido “me pongo en tu lugar, tío”. Mentira podrida. Nunca nadie se va a poner en tu lugar. Y si se pone, será porque te ha movido la silla. No pidas consejo y sé fiel a tu criterio.
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