Por dónde empezar
06/12/2024@16:16:00
Nos pasamos los años, la vida, este transitar en el mundo terrenal, queriendo ser algo, haciendo siempre cosas, contándonos historias, acumulando experiencias, aprendiendo para después olvidarnos, trabajando y volviendo a trabajar con el sudor de nuestra frente y nuestras axilas, imaginando situaciones idílicas, jugando a la lotería, soñando y teniendo pesadillas, maquillados, entrampados, corrompidos, falseando el sosiego familiar, aparentando lo que no somos, mintiendo, controlando y dejando que nos manipulen, mirando a un horizonte que no existe, disimulando ante los demás, engañándonos a nosotros mismos, entre luces y sombras, intentando esquivar a la muerte, cuando eso es imposible.
Inquieta en su tumba
Hay personajes que se niegan a desaparecer, aunque no hayan tenido una vida excesivamente conocida, mediática o influyente. O también porque, sencillamente, la historia se ha encargado, durante siglos, de ocultarlas, que no supiésemos de ellas, y más tratándose de mujeres empoderadas, con las ideas claras, con la personalidad suficiente para equipararse a los hombres e, incluso, superarlos.
“A ti te falta calle, y a mí me sobra mundo”, dice Andrea, una “sin hogar” a la que le obligan a “cambiarse de casa”.
No sé qué decirte, no sé qué pensar. No puedo dormir, el personaje, los personajes, no pueden dormir en el camarote de un barco. Puede ser un camionero, puede ser Goethe, quizás sea Noé en su arca, o un simple viajero.
Este ensayo escénico y documental, que estará del 5 al 8 de octubre en Teatro del Barrio, recupera la memoria de los millones de personas que se vieron obligadas a abandonar el campo, sus formas de vida, sus raíces, su comunidad y su lengua.
Está claro que el teatro representa la realización de un lenguaje que engloba otros elementos. Así, no podemos hablar solamente de texto, sino también de espacio, de tiempo, de músicas, de atrezo, de vestuario, de iluminación, de imágenes, de danza, de ritmo, de silencios y, por supuesto, de espectadores.
Hay unos cuadrados blancos en el escenario. Dispuestos para que se desarrolle una supuesta acción, aparezcan unos personajes y ocurran unos hechos determinados. Se supone que eso es el teatro.
No queremos hacer ruido, pero tenemos dolor, miedo, y derecho a quejarnos, y miedo a la muerte.
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Cerrar los ojos y dejarse llevar
Estamos buscando algo que no estaba y, de pronto, está. Alguien lo habrá puesto, pero no hay nadie, nadie pasó por aquí después de nosotros. Aun así, no debemos paralizarnos, aunque las cosas no tengan un porqué.
Somos un simple garbanzo en medio de un cocido. Y, a pesar de ello, no nos amilanamos. Ponemos nuestra entidad, nuestra idiosincrasia, clara y limpia, al servicio de la comunidad.
Vida y senectud. Cada vez nos vamos acercando más a ella, a no ser que algún accidente o enfermedad dé al traste con nuestros planes de envejecer. Bueno, planes no, porque a nadie le gusta llegar a la eufemística tercera edad, (¿por qué tercera, si en realidad, es la primera por orden de intervención?), y que te cedan el asiento en el metro o una voz de soslayo te diga, “déjame a mí, que tú ya no estás para estos trotes”.
Entrevista a Carlos Tuñón y Luis Sorolla
Si hoy en día aún es difícil mostrar abiertamente que la tendencia sexual no es la comúnmente aceptada por cuestiones religiosas, políticas y sociales, imagínense ustedes hace ciento diez años.
No me dio tiempo a disfrutar de mi marido, no tenía trabajo, no tenía medios, tenía miedos, al final tuve que convertirme yo misma en él, en mi marido.
Que las mujeres hacen magia nadie lo pone en duda. Magia en sacar adelante un hogar y una familia, magia en aguantar tipos grotescos y babosos, magia en seguir el juego en muchas ocasiones porque no queda otro remedio. Magia en los silencios y magia en la seducción. Magia en sentirse ninguneadas y hacer el trabajo feo y escondido.
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