GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES
El misterio y la leyenda envuelven la historia de esta monja urbanista propiciadora de la educación de las niñas en su época. Sor Juana de Maldonado y Paz fue una mujer polifacética, polémica y “ocupada” en el esplendor cultural de su país desde la clausura conventual.
En septiembre del año pasado recibí un correo electrónico desde la Fundación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. No podía imaginar qué desearían de un astrónomo, en representación de la Sociedad Española de Astronomía (SEA), desde el Festival de referencia mundial en teatro del barroco y el Siglo de Oro.
Pauperes enim semper habetis vobiscum, me autem no semper habetis Iesus (Ioannem 12: 8)
Sostiene María Zambrano en su libro "Filosofía y Poesía" que sólo en algunos elegidos tienen lugar, sin pugnas, pensamiento y estro (Zambrano, 13). Los filósofos, con la razón, buscan la verdad, y los poetas, con la palabra, buscan la belleza. Los que son filósofos tienen que renunciar, como quería Platón, a las apariencias, mientras que los poetas tienen que resignarse y aceptar que lo bello, lo aparente, es efímero, mortal. Sor Juana Inés de la Cruz, no sabemos, tal vez fue un filósofo con talento poético o un poeta con ansias filosóficas. Dirán algunos, por ver la calidad de sus versos, que era poeta; dirán otros, por leer los razonamientos de sus prosas y poemas, que era filósofo. Sólo Jesucristo fue cristiano, decía Nietzsche; sólo Sor Juana fue sorjuanista, decimos nosotros.
Impertinente, filosófico lector, sabed que el palique que lees quiere ser el andamio de una monografía, trabajo recto, duro e imparcial no idóneo para cabezas como la mía, tan dada a las diversiones poéticas, bagatelas históricas y husmeos biográficos. Los amedrentamientos de la academia donde calculo el ir y venir de la fama de los poetas y de sus libros me han movido a releer la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, quien de acuerdo a los juicios del perito don Marcelino Menéndez y Pelayo es juglar superior a muchos de los de España.
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Un espectáculo para disfrutar, vía streaming, desde cualquier lugar del mundo
Una pléyade de artistas latinoamericanos, bajo la dirección del boricua, José Cheo Oliveras, de Teatro Círculo, muestran en un Corral de Comedias, del siglo XVII, tres piezas breves, El juez de los divorcios, El viejo celoso y Los habladores, todas de un humor inimitable, con el esplendor del genio dramático de Miguel de Cervantes, acompañados de un repertorio de música renacentista, madrigales cantados a cuatro voces; además de una loa compuesta por sonetos y poemas, de Sor Juana Inés de la Cruz, a tono con la teatralidad de las piezas cervantinas.
Marina Perezagua ha sido galardonada por unanimidad con el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2016, que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) desde 1993. El premio se le concede por "Yoro", novela publicada en 2015 por Lince, como toda su obra.
Aprendió Sor Juana, para agrandar su visión del cosmos, latín, la filosofía de Aristóteles, la hermética, la neoplatónica, la cartesiana y la de Santo Tomás de Aquino. Le abrió el latín quince siglos de disquisiciones quisquillosas, eruditas y profundas, lo cual aguzó su sensorio. Aristóteles puso orden a sus pensamientos, siempre movidos por las pasiones. La hermética, tan cercana a lo esotérico, multiplicó su credulidad, postura intelectual necesaria para la poesía. El neoplatonismo, que es mística y teología, la avezó a la reflexión constante y alta, a la que pocos resisten sin desorientarse. Descartes, que con sus yerros sobre la substancia inauguró el solipsismo, le dio términos suficientes para metodizar cualquier ciencia. Y el Aquinate, merced a sus lucubraciones escolásticas, le enseñó a discernir las esencias, desde las divinas hasta las terrenales. Tal fue la torrentosa educación que Sor Juana, a fuer de tesón, se regaló.
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