Después de la muerte de Cervantes, más ingenioso que ingente novelista, anduvo la bella España desperdigada, y podían encontrarse fragmentos de su historia estética en los libros de Menéndez y Pelayo, gotas de su sangre en sonetos de Lope de Vega, pedazos de su filosofía en los tomos sepultados de Suárez y hasta los gestos de sus gentes en las pinturas de Goya, desorden que dejaba mal parada a la Mater Hispania en el escenario mundial. Mas nació Benito Pérez Galdós, novelista no tan atrevido ni desgraciado como el de Lepanto, y reconstituyó a fuerza de tinta, sudor y muda astucia lo que andaba errante.
Ediciones Vitruvio, Madrid, 2020
Somos hijos de Cronos. El tiempo nos hace y nos deshace. Pero no solo nos crea para luego dejarnos amontonados en el olvido, sino que nos conforma a imagen y semejanza de su presente aparentemente inmóvil. Todos somos prisioneros en la jaula de la época. Los más imprimen en su alma los sofismas, los prejuicios y las mitologías de su tiempo, que creen verdades. Creen haber encontrado lo que les ha buscado.
Fue hace unos años cuando en la ciudad de La Coruña tuvimos la presencia del escritor Mario Vargas Llosa. Aún no le habían dado los distinos premios que ha recibido como el Nobel o el Cervantes que vinieron después. Sus novelas, Lituma en los Andes o La tía Julia y el escribidor o sus memorias Como pez en el agua nos han «perseguido» una tras otra al hablar de escribir y de lo que se ha llamado «la vocación de escritor» Juancho Armas Marcelo en un programa de televisión no solo llevó su biografía (realizada por él) en torno a su obra y a su «Vicio de Escribir» sino que en sus manos portaba casi toda la obra de este autor.
El pasado 19 de febrero el periodista Sergio Fidalgo presentó su obra "Me gusta Catalunya. Me gusta España" en el Centro Cultural Blanquerna de Madrid. El acto contó con la presencia de Xavier Horcajo, Anna Grau, Albert Boadella, Albert Castillón, Josep Ramón Bosch y Jordi Cañas. Como se observa, padrinos tan heterogéneos (social, cultural y políticamente) como plurales.
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En el 600º aniversario del nacimiento del fraile dominico asociado irremediablemente a la Leyenda Negra, el investigador Iván Vélez reconstruye la figura y el contexto de famoso fraile en "Torquemada. El gran inquisidor".
Reseña del poemario “111 signos. Huellas de una arquera”, de Ivonne Sánchez Barea
Tuve el placer y el privilegio de leer y reseñar Armonía versus entropía (Pandora Lobo Estepario, 2015), uno de los anteriores poemarios de Ivonne Sánchez Barea y me reafirmo hoy en algunas de mis consideraciones vertidas entonces sobre su poesía, como por ejemplo: Sánchez Barea es una exopoeta, su poética no orbita núcleos convencionales, es una poeta-isla en cuanto a que su decir lírico se inscribe en la poesía cuántica, en el hecho literario cientifista que aúna lo tecnológico a lo humano.
Prólogo Francesc de Carreras
La dinámica soberanista e independentista que está patrocinando el actual gobierno de Cataluña, además de tema recurrente en las tertulias de los medios o columnas de los periódicos, también ha promovido la aparición de un buen número de obras que, estrictamente escrupulosas con el método científico, han desmontado los sofismas sobre los que descansan “las tesis” de Artur Mas y Oriol Junqueras. Dentro de este último terreno, merece un espacio propio, a modo de referente, la que tenemos entre manos.
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