Manuel Vilas retrata en "Setecientos millones de rinocerontes" la excepcionalidad de la mente del hombre moderno y transmite, con acrobacias imposibles, plenas de fantasía, que la elección más sugerente siempre es el trastorno. Porque éste, aun en sus manifestaciones más extremas, es sin duda una de las maneras más intensas de vivir.