Será porque muy pocos escritores han sido tan ajenos en su andanza vital y, sobre todo, en su quehacer poético a los fulgurantes lanzamientos, a los suntuosos premios e incluso a las imponentes ferias que se celebran durante estas fechas como Robert Graves, por lo que, cada otoño, cuando las noticias sobre este deslumbrante carrusel se estampan en los periódicos o se cuelan en los noticiarios televisivos, no hacen sino evocarme su lacónica y desgarbada figura de antiquísimo hechicero.