Curiosamente, el único camino que hemos emprendido al empezar a andar ha sido el camino del regreso. Un camino, bien se sabe, infinito visto desde la realidad de las sensaciones.
¿Has reparado, lector, que el afamado texto universal (y lo es por cuanto se dirige al corazón y a la inteligencia) comienza por el menú? Comienza recordándole al hombre que es hombre y mortal. Luego se le añadirán los sueños, pero esa es la parte de maravilla y ficción que arropa toda historia para hacerse creíble. El hombre es así.