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reseña de teatro

24/12/2022@22:00:00

No tengo necesidad de explicarme ante Deus. Las cosas son así y así suceden, y no tendría Deus por qué enojarse. Es que son muchos frentes abiertos. Que si mi abuela, que si las llamadas de teleoperadora, que si Pedro o san Pedro, que si sola, que si desesperada, que si esquizofrénica, que si obsesionada, que si juzgada.

Primo Levi. Y era como un junco que se levanta a pesar del viento en contra y de la ciénaga que lo acoge. Era como las cenizas esparcidas de los cuerpos calcinados, que forman una niebla que se mete en los ojos y nos hace llorar sin remedio. Era el olor a quemado, la delgadez de los cuerpos, el frío, la soledad, el hambre, la tortura de la inquietud de no saber qué ocurrirá luego.

¡Total, si un día tendremos que morir todos! Pues vamos a facilitarles ese trámite, premiándolos y, además, haciéndolos famosos. Pero, claro, no todo se consigue tan fácilmente. Deberán pasar las pruebas pertinentes, deberán someterse a las votaciones populares, deberán exponer sus secretos, sus miserias, su desnudez, y tendrán que soportar la verdad por parte de quien ellos consideran incondicionales.

Tres sombreros de copa se quedaron olvidados en un hale-hop imposible. Cuando ya nada se esperaba que pudiera cambiar, cuando el protagonista de una noche loca de ilusiones, vuelve al despertar de la mañana con el canto del gallo y la luz del faro apagándose. Y se marcha a su destino que no quiere, pero es el que le tienen asignado.

¡Estás en la luna!, pídeme la luna, quedamos a la luna y cuarto, “la luna vino a la fragua con su polisón de nardos” (F.G.L.), hay un toro enamorado de la luna, “tres cosas no pueden ser ocultadas por mucho tiempo: el sol, la luna, y la verdad” (Buda) y aquí es donde aparece Cristina Medina, enviada especial y espacial a esta luna teatral donde, con risas, chascarrillos y chistes, nos hará pasar un rato cómico diciéndonos cuatro verdades que, después, nadie tomará en serio.

Borsch”, este es mi trabajo, Boceto abierto para la pieza que quiere ser porque nunca fue.

Las inquietudes de un grupo de jóvenes es indudable que hay que fomentarlas de una u otra manera. Es una cuestión social. Ellos y ellas serán los que en un futuro moverán los hilos de esta sociedad cada vez más desencantada, por no decir desalmada.

¡No quiero callarme! Tampoco quiero gritar, pero sí que se me reconozca y se me escuche. Miren: puede que no seamos personas totalmente integradas porque nuestra discapacidad nos lo impide, pero no por nosotras, por esta sociedad discriminatoria que se cree, engañosamente, perfecta.

Miguel Hernández para siempre

MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT, hecho a sí mismo, valiente, necesitado de gente y casi siempre solo. Miguel Hernández, tuviste mala suerte, pero fuiste fuerte, y no abandonaste nunca tu camino; si te halló pronto la muerte, no se alegraron tus enemigos, porque tus amigos fueron creciendo poco a poco.