Ed. Cátedra. 2023
Estamos ante un médico, que, como este modesto servidor, forma parte de los médicos-humanistas, cada vez en menor cuantía, y que cumplen el axioma: ‘EL MÉDICO QUE SOLO MEDICINA SABE, NI MEDICINA SABE; Y; EL MÉDICO QUE A LA VEZ NO ES UN FILÓSOFO, NO ES NI SIQUIERA MÉDICO’ (José de Letamendi y Manjarrés. Barcelona, 1828-Madrid, 1897, médico, antropólogo y académico).
La editorial Plaza y Janés ha publicado El cielo en un infierno cabe de Cristina López Barrio, autora también de La casa de los amores imposibles. Esta novela, cuyo título procede de uno de los versos de Lope de Vega, nos narrará una historia de amor llena de intriga, traiciones, juicios y pecado ambientada en la España de principios del siglo XVII.
"Jerusalén", de Andrea Frediani, es una novela histórica importante, que con el paso del tiempo tendrá más y más valor. El autor se muestra como un consumado escritor de pasajes históricos y bélicos. Sus descripciones son precisas, llenas de matices y la trama engancha desde el primer momento. El libro ha sido editado por Algaida, que ha realizado un buen trabajo tanto en la traducción como en la edición.
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En "La playa de los ahogados" de Domingo Villar, vuelve, en esta segunda y esperada entrega, el detective gallego de Ojos de agua (Siruela, 2006) Leo Caldas. Una mañana, el cadáver de un marinero es arrastrado por la marea hasta la orilla. Si no tuviese las manos atadas a la espalda, Justo Castelo sería otro de los hijos del mar que encontró su tumba entre las aguas mientras faenaba.
¿Cuántos tipos de almas existen? Dependerá de las religiones de las que hablemos. Para la joven escritora Helena Cosano las almas son brujas. Confunde su deseo con la realidad porque la que sí es bruja es su alma. Un alma única como únicas son el resto de las almas. Pero la suya es diferente y leyendo su libro Almas brujas que ha publicado la editorial Pigmalión entenderemos el por qué.
"Sin alma" es la primera novela del periodista madrileño Andrés Ortega
Sin alma de Andrés Ortega es una crónica novelada de un tiempo donde expresar ideas contrarias a lo establecido era ser condenado al ostracismo o, peor aún, a ser eliminado. Algo de aquella época permanece inalterable en nuestra sociedad de hoy, donde las ideas contrarias y novedosas son condenadas también al ostracismo, pero ahora nos queda Internet, vehículo de expresión que en ocasiones viene a sustituir al ciclostil.
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