El abismo que supone mirar al futuro sin llegar a descifrar nada, y no por ello expresar la necesidad de querer saltarnos la deuda a pagar hasta llegar a encontrar aquello que buscamos. La falta de esa brújula que nos marque el sentido correcto de la vida como si fuera un maná bíblico, o la tormentosa búsqueda de una perfección que no existe, nos hace ser, sin duda, víctimas frágiles y crueles —a la vez— de una sociedad del bienestar en la que empiezan a ser visibles las grandes grietas que la están hundiendo.
El mar. El mar y la ciudad. Nápoles se nos acerca. Poco a poco, en un travelling acuático donde la cámara pasa del azul intenso del mar a la variedad cromática de unos edificios multicolores que suben y suben por la ladera de una colina hasta que se pierden en el tenue azul del cielo. Así nos muestra Sorrentino la primera imagen de su ciudad, resumen y sintaxis de una vida, de una tragedia, de un dolor, de la dolorosa belleza que engendra la vida.
Esta secuela de Deadpool (2016) está dirigida por David Leitch (Atómica, John Wick (Un buen día para matar)) y cuenta con un guión escrito de nuevo por los guionistas de Bienvenidos a Zombieland (2009), Rhett Reese y Paul Wernick. Ryan Reynolds (El otro guardaespaldas, Life (Vida)) repite su papel como Wade Wilson.
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La película nos plantea, de una manera equidistante y superficial, el pensamiento transhumano y las incertidumbres de un futuro posthumano que parece cada vez más cerca, aderezado todo con pinceladas de otros temas como las relaciones de pareja, pinceladas animalistas… La eliges porque al leer la sinopsis te crea muchas expectativas, pero el resultado final que ofrece no está a la altura esperada. Una película que quiere ser satírica y cómica, pero que se queda varada en los estereotipos y el tedio.
Distribuida por Vértice 360, se estrena el viernes día 5 diciembre, la película HERE, coescrita y dirigida por Robert Zemeckis, un sugerente viaje a través del tiempo.
Custodia compartida, ópera prima del guionista y director francés Xabier Legrand, que apenas ha aterrizado en nuestras pantallas, además de ser un film asfixiante y terrorífico, es puro lenguaje cinematográfico. Esto último, que parece una obviedad, no lo es tanto si uno busca y compara en el baúl de los estrenos. Si la palabra lo es todo en la buena literatura, ¿qué otra cosa es el cine sino imagen y sonido a disposición de una historia? Por supuesto que algo tendrán también que decir los diálogos, pero es en el sabio empleo de la imagen y el sonido donde destaca el oficio del cineasta. Ver Custodia compartida me recordó de qué va esto del cine, y me da esperanzas saber que todavía se ruedan películas con pretensiones artísticas, y no meramente comerciales.
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