Gran diferencia existe entre la prosa y la poesía. La primera es algo que llega a nosotros y la segunda algo que nos lleva a las cosas. Un artículo de Larra, por ejemplo, puede presentarnos un objeto y descifrar las causas que lo han producido, y un soneto de Lope de Vega, en cambio, nos puede hacer creer que el asunto que trata no depende de nada, que es por sí mismo lo que es. Un discurso de Ortega nos enseña que la categoría de “necesidad” enseñorea a nuestra razón, y un cuarteto de Garcilaso nos mueve hasta la noción de lo trascendental, de lo que no depende de lo empírico. Tales son, sospechamos, las más pronunciadas distinciones que dividen prosa y poesía.