La escritora Emilia Pardo Bazán comenzó a escribir su novela Aficiones peligrosas cuanto tan sólo tenía trece años, antes de entregarla para su publicación como folletín en El Progreso de Pontevedra. Años después, en 1898, doña Emilia daría a su amigo y coleccionista José Lázaro el manuscrito autógrafo, conservado hasta hoy en la Fundación Lázaro Galdiano