Cátedra, Madrid, 2017
La herencia literaria de este poeta inglés se mantiene intacta con el tiempo, no ya por ese rasgo distintivo de sus versos, cuya elaborada esencialidad nos hablan de su amor y cuidado por la palabra –el verdadero y hondo secreto que amamanta toda poesía- sino aún, cabría decir, por ese mantenido halo de romanticismo que sostiene, con el tiempo, su discurso acaso por la sencilla razón de que, en la medida que el inconsciente ha venido asociando Romanticismo como una forma expresiva en favor del amor –como una forma expresiva de amor- la vigencia de esta manifestación anímica, espiritual perdura en cuanto haya de hacerlo el propio género humano.