Por Miguel Ángel Torres
Hay algo hipnótico y magnético en ese supuesto cine de metraje encontrado que se suele teñir además de documental y que nos remite casi como ningún otro texto fílmico a una esencia literaria y tradición de la novela epistolar cuyo referente más famoso es el Drácula de Bram Stoker, del que esta película de Gabriel Velázquez y Blanca Torres que ya se pudo disfrutar en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, no se encuentra demasiado lejos.