31/12/2023@20:20:00
¿Qué promueve la perennidad de un filósofo, de una obra, de un sistema de ideas? En primer lugar, sin duda, que atraviese con gallardía el impiadoso paso del tiempo, que periclita todo aquello que alguna vez fue novedoso. Pero también, y sobre todo, su innata y aparentemente fluida capacidad para anticiparse al tiempo por venir.
Hay noticias que suscitan de inmediato el célebre título de Sigmund Freud, El malestar de la cultura, publicado en Viena en 1930. Por ejemplo y sin abandonar aquella admirable ciudad, me entero de que el Wiener Zeitung, el diario vivo más antiguo del mundo, fundado en 1703 y cuyo primer número apareció el ocho de agosto de aquel remoto año, bajo la cabecera de Wiennerisches Diarium —el Diario vienés— deja de editarse en papel; continuará, cierto, pero en la red, privándonos de extenderlo ante un expreso cada vez que nos sentemos en el Demel, en el Sperl o en el majestuoso Central, mientras aguardamos su vuelta del Raimundhof donde ella descubrió una fruslería sin la que le resulta inconcebible que regresemos a Madrid.
Una lectura crítica de "La rebelión de las masas"
En octubre de este año que se encamina a su extinción, la editorial Sapere Aude ha puesto en circulación el libro “Convivir con el enemigo” del escritor de Argamasilla de Alba Pedro Menchén.
Supongo que se habrán enterado de que se acaba de cumplir el centenario del Desastre de Annual y, claro, de las largas y hondas repercusiones que aquella matanza de soldados españoles tuvo en la política y, como consecuencia, en la historia del país. Valga recordar que la más inmediata fue, ante la divulgación desde las Cortes del escarnecedor “Expediente” del general Picasso, el pronunciamiento y luego dictadura del capitán general de Cataluña —por cierto, especialmente alentado por la patronal del Principado; esa misma que ahora figura tanto en los periódicos—, Miguel Primo de Rivera. Tal hecho no solo concluirá con la llamada Restauración, iniciada por Cánovas en 1875, sino hasta con la monarquía que había repuesto. Pues Alfonso XIII —como estos días les habrán recordado las crónicas— estaba desventuradamente unido a las improvisaciones y chapuzas que propiciaron aquella sangría y, por descontado, se convirtió en tan adepto a la autocracia proclamada como salvavidas por aquel simpaticote general jerezano, que su trono no pudo sobrevivirla.
Revisando el otro día una entrevista que me hizo el veterano periodista de cultura Antonio Arco para La Verdad de Murcia, descubro, con no poco estupor, que ya hablaba yo de un virus muy peligroso en 2018. Bien es verdad que no me refería exactamente al Covid-19. “El mundo va a ser destruido por la estupidez, no por el mal”, rezaba el titular de aquella conversación impresa a doble página. También me refería, de paso, a otras amenazas para la especie humana, incluyendo la degradación de los ecosistemas y los desequilibrios de la economía y de la demografía. La ventaja de ser un cenizo es que uno corre un riesgo mucho menor de equivocarse que cualquier optimista. Aunque lo de la pandemia, en concreto, no puedo decir que lo viera venir, por mucho que el cine y algún magnate informático nos habían advertido sobre esta posibilidad.
Buena parte de los escritos propagandistas son simple falsificación. Los hechos son suprimidos, las fechas alteradas y las citas sacadas de contexto y manipuladas para cambiar su significado.
(George Orwell)
"Ortega y Gasset. El gran maestro" es el título del nuevo ensayo que acaba de publicar la editorial Almuzara, obra de Agapito Maestre quien estudia la figura de este pensador: “un filósofo-ciudadano, un filósofo en la calle, cuya idea central fue la vertebración del Estado-nación democrático y la crítica de su deriva totalitaria”.
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«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra
El benemérito escritor abulense José Antonio Hernández de la Moya, Socio de Honor de la Sociedad Cervantina de Esquivias y miembro de RTVE, galardonado, inter alia, con el primer premio de la IV Edición del Certamen literario Relatos X Justicia, autor de sobresaliente serie de «El Espíritu de la transición», «El espíritu de la Navidad», la novela «Yo, abo. Un viaje de autodescubrimiento y al metaverso», y ahora nos presenta perlas de sabiduría en su obra maestra: Apuntes de sabiduría: una guía para despertar de la Consciencia, divulgada por el excelente Grupo Editorial Amarante (2021), y dedicada a «todos los hombres y mujeres que anhelan un mundo más justo, solidario, armónico y feliz» (J. A. Hernández de la Moya, 9).
La editorial Gota a Gota de la Fundación FAES ha iniciado una nueva colección de biografías centrada en figuras relevantes del panorama intelectual vinculados al mundo liberal-conservador: Biografías Intelectuales. Se trata de una serie de perfiles de teóricos de la política, historiadores, economistas, filósofos, etc., que hayan hecho una aportación característica y reconocible a la línea de pensamiento con la que se identifica la Fundación.
José Ortega y Gasset era conocido con el sobrenombre de "El americano", estudió bachillerato en el malagueño colegio de San Estanislao de Kostka en la barriada de El Palo. Su discípula veleña María Zambrano también formó parte del nutrido grupo de españoles que dejaron huella con sus
andanzas por tierras americanas. Y solo cito un par de ejemplos de hijos de Málaga, pero vaya par de ejemplos.
A pesar de lo mucho que se ha escrito y se seguirá haciendo del filósofo Ortega y Gasset y del poeta Antonio Machado, no existía “ningún trabajo específico que analizara la relación entre ambos”, al menos, a criterio de lo que manifiesta en el introito de este cuidadísimo ensayo Pedro Menchén, denominado “Ortega y Gasset y Antonio Machado. El dilema de las dos Españas”, publicado en la editorial Ars Poética.
La “Epístola a los romanos” (8: 26) contiene la frase siguiente: “gemitibus inenarrabilibus”, o “gemidos inenarrables”, que nos mueve a meditar que hay ideas, conceptos, sentimientos o visiones incomunicables, ajenos, que no podemos entender, ni comprender ni interpretar, luego, menos traducir, y menos si en lejana (1) lengua han sido expresados. Para entender, dígase, ideas, tales como la de “justicia” (¿quién se jacta de claramente comprender eso de la “Vulgata” que dice: “iustus autem ex fide vivet”, de la “Epístola a los Romanos”, cap. I, vers. XVII?) (2), “eternidad” o “infinito”, es imperioso poseer facultades filosóficas.
En 1925, en texto titulado “La deshumanización del arte”, preguntó José Ortega y Gasset lo siguiente: “¿Qué significa ese asco a lo humano en el arte? ¿Es, por ventura, asco a lo humano, a la realidad, a la vida, o es más bien todo lo contrario: respeto a la vida y una repugnancia a verla confundida con el arte, con una cosa subalterna como es el arte?” El arte moderno, comenta el egregio filósofo español, es bello, es estilo, por ser deshumanizado, lo que representa fúnebre paradoja porque lo bello es icónico valor humano.
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