No tengo necesidad de explicarme ante Deus. Las cosas son así y así suceden, y no tendría Deus por qué enojarse. Es que son muchos frentes abiertos. Que si mi abuela, que si las llamadas de teleoperadora, que si Pedro o san Pedro, que si sola, que si desesperada, que si esquizofrénica, que si obsesionada, que si juzgada.