Cuando invitaron las socias del Lyceum Club de Madrid al escritor Jacinto Benavente a dar una conferencia en sus salones, éste se excusó diciendo que “yo no puedo hablar a tontas y a locas”, frase con doble sentido del ganador del premio Nobel de Literatura de Literatura de 1922. O bien quería decir que se tenía que preparar su intervención o que no quería hablar ni a tontas ni a locas –las socias del club-. María Pérez Herrero titula precisamente al contrario su libro “Ni locas, ni tontas”, donde narra la historia del Lyceum Club que fue un lugar de encuentro de las mejores pensadores y profesionales españolas del siglo XX.