Valparaíso, USA, 2023
Creo que la lengua del mundo es la traducción. Y no sólo porque la mayoría de las obras de la literatura universal que leemos (La Odisea y La Ilíada, de Homero, Antígona y Edipo Rey, de Sófocles, La Eneida, de Virgilio, y Las Metamorfosis, de Ovidio, Las confesiones, de san Agustín, y La divina comedia, de Dante, Hamlet, de Shakespeare…), las conocemos por medio de traducciones. Es dudoso que el mundo tenga un fin más allá de la vida y del que los seres humanos seamos capaces de dotarle en medio de tanto sin sentido. El mundo está ahí, no diré para ser leído, pero si no lo leemos, si no lo traducimos, si no lo comprendemos, además de resultar más ininteligible y absurdo, sería imposible actuar con cierta prudencia y sabiduría, aspectos prácticos para los que se requiere la máxima comprensión y conocimiento.