Siruela, Madrid, 2018
Hay un pasaje de Kenkõ citado en el texto que sirve para explicar, creo, ese placer, ese gusto tradicional que avalaría el título del libro: “Alguien dijo, una seda fina no es apropiada para envolver el manuscrito, porque se deteriora fácilmente. A lo que Tona respondió: es precisamente cuando la cubierta de seda se ha deshilachado por arriba y por abajo, y cuando el nácar se ha desprendido del rollo, cando se puede decir que un pergamino es bello” Bien, una definición de sensibilidad, sencillamente definida. Y es aquí donde el lector, como en tantos pasajes de este libro, puede encontrar, sin duda, esa sensación de placer que toda labor emprendido aspira a obtener.