15/06/2024@06:36:00
La antigua Roma, siempre moderna, cuánto nos enseña. Aún más sus mujeres, sobre todo las que nacieron en la cuna del poder, las grandes familias, la casta o la “gens”, como se llamaba entonces. ¿Qué hubiera sido de Julio César sin su madre, la imbatible Aurelia? ¿O de Servio Tulio sin aquella que lo adoptó cuando no era más que un esclavo, la visionaria Tanaquil? ¿O del mismo Cicerón sin la dote que aportó a su boda la bella Terencia, cuatrocientos mil sestercios, el precio exacto de una plaza en el Senado?