Acantilado, Barcelona, 2021
17/02/2022@17:45:00
Cuando el interior del texto encierra una comunicación más personal (decididamente personal), un mensaje, éste, el texto, se hace más exigente para favorecer la lectura demorada, para solicitar del lector una compañía explícita; para acordar que entre ambos, lector y autor, han de coordinar su sensibilidad a fin de que lo que pretende decirse, exponerse, contiene un interés ontológico y sería oportuno acomodar los ritmos ‘sentientes’ de los dos protagonistas, lector y autor, a fin de que ni una parte pequeña se quede en el aire sin significación; a fin de que el uno repare en el discurso interiorizante del otro.
Durante los últimos años he notado cómo Joseph Roth (bueno, su literatura, sus libros) me perseguía. Rondaba mi vida, mis lecturas, pero nunca encontraba el espacio. Quizá porque lo que siempre me encontraba de él era esa «Leyenda del santo bebedor» en alguna edición suelta, como libro individual; quizá porque necesitaba encontrar una edición como esta de Nórdica (en traducción de Alberto Gordo y Juan Andrés García), con más relatos del autor, con textos añadidos, con alguna forma más, alguna mirada diferente, con la que conocer más y mejor a este austrohúngaro que es, según José María Guelbenzu de Babelia, así no lo digo yo (porque no lo sé) todo «un seguro de lectura».
"Job" fue la novela de la consolidación como autor de Joseph Roth. La obra lleva como subtítulo Historia de un hombre sencillo, un judío de una gran paciencia, de ahí el título de su novela.
Publicada originalmente en 1932, "La marcha Radetzky", cuyo título alude a la famosa composición de Johann Strauss, es la obra maestra de Joseph Roth y un clásico de la literatura europea del siglo XX.
|
Acantilado Editorial
En cualquiera de sus relatos, la figura de certero observador ya muestra al lector con la más pequeña y simple aparentemente intranscendencia de cualquier historia.
Alianza, Madrid, 2020
El tema del bebedor (santo o no dentro del paisaje de su soledad ontológica, de su ‘versión’ del amor) ha sido ampliamente tratado en los libros que guardan la mejor literatura. Es una realidad inexcusable en la historia del hombre, razón por la cual un escritor necesariamente ha de hacer, en un momento u otro de su tarea literaria, alusión a esa circunstancia, a esa forma de entender (o no) la vida.
Joseph Roth, que es el gran novelista del ocaso del Imperio austrohúngaro, en "Los cien días" recrea el final de otro imperio. Los cien días comienza con el regreso de Napoleón de su exilio en la isla de Elba, cuando llega a Francia rodeado del fervor popular, y finaliza en Waterloo.
|
|
|