La razón por la que nos seguimos interrogando sobre las mismas cuestiones a lo largo de los siglos no es sino el espejo en el que siempre acabamos mirándonos en busca de respuestas. La ciencia, la religión, y por qué no, la literatura, han sido y siguen siendo una fuente incansable de propuestas y respuestas que, sin embargo, no siempre encuentran el acomodo deseado para aquellos que se interrogan por el por qué y el ahora.