Jane Eire y Anna Karenina emprenden este diálogo epistolar que va consolidado una leal amistad. A ambas les preocupa la sociedad intransigente y el mundo que se abría entonces al progreso tecnológico y científico.
Leer en paralelo las tres novelas de las hermanas Brontë es toda una experiencia. De algún modo se percibe el denominador común del genio familiar y algunos de los rasgos de la sociedad de la época, pero también la personalidad de cada una.