No hay nada mejor, para contar una historia que trata de ser universal, que hacerlo desde la distancia y, en este sentido, la segunda persona a la hora de narrarla parece la más acertada. La vida de uno a través de otros nos sitúa en un espacio donde no tenemos que atravesar ningún espejo, pues tan sólo, debemos limitarnos a ver, oír y pensar en aquello que vemos y oímos.