SALA DE LECTURA
Quizá no sea necesario tanto alboroto. El ruido nos desequilibra y nos hace irascibles, inconsecuentes. Nos regresa a la barbarie de un tiempo inenarrable por díscolo y aciago. La razón del hombre se nubla y la violencia y el infortunio lo asiste cuando el mundo se vuelve retumbante en todos sus estadios. Será el silencio entonces como una luz que alumbre el camino, que nos dirija al deseado jardín, a todos los silencios que huyeron un día de nuestras vidas.