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florete

Autora de “La voz y la espada”
09/03/2020@07:00:00

Vic Echegoyen es una escritora hispano-húngara nacida en Madrid que vive a caballo entre Hungría, Viena y Bruselas. Parecido le ocurre a la protagonista de su nueva novela “La voz y la espada”, Julia d´Aubigny, que también vive a caballo, pero ésta de manera literal porque su vida siempre fue un movimiento constante por tierras francesas, belgas y españolas donde ejerció ocupaciones a cada cual más original y peligrosas.

Marcela Armengod nació el 8 de octubre de 1955 en Rosario, ciudad en la que reside, provincia de Santa Fe, la Argentina. Es Profesora en Castellano, Literatura y Latín, egresada del Instituto Nacional Superior del Profesorado de su ciudad, en 1979. Entre otros, obtuvo el Primer Premio de Poesía “José Cibils”, del que devino la plaqueta “Poemas de Agosto” (Ediciones Colmegna, 1980). Colaboró con artículos de índole docente o pedagógica y también literaria, además de críticas bibliográficas, en diversos medios. Sus poemas han sido difundidos en las revistas “Juglaría”, “Poesía de Rosario”, “La Guacha”, “Signos”, “Amaru”, “El Centón” de la Argentina, “K’oeyu Latinoamericano” de Venezuela, “La Urpila” de Uruguay, “Marginalia” de Ecuador, en los periódicos “Rosario 12”, “La Capital”, “El Litoral”, “La Tribuna”, “La Opinión” de su provincia, etc. Fue incluida, entre otras antologías, en “Las 40. Antología de poetas santafesinas 1911-1981”, compilada por Concepción Bertone (co-edición del Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe y la Universidad Nacional del Litoral, 2008). Publicó los poemarios “A la intemperie” (1983), “Agramaticalmente” (1991), “La ira del colibrí” (2000) y “Encaje” (2007).

El honor es algo que los escritores españoles han llevado como enseña. En el siglo XIX era muy normal que los españoles se retasen en lances de honor. José Esteban hace en \"Duelos y duelistas españoles\" un repaso a los escritores y periodista que se batieron en duelo. 

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Machadolibros, Madrid, 2020

El hombre que vive desde sí la realidad del mundo, esto es, que piensa la realidad exterior como un vínculo necesario, no tanto para sí sino para la expresión y expansión de su sentido de la amistad y lo cotidiano, tiene necesariamente unos argumentos propios que le distinguen del común por cuanto su aislamiento especulativo le lleva a poseer un punto de vista muy fecundo, tanto del paisaje en el que vive como de naturaleza- solidez de las personas que conforman su escenario humano, su cotidianeidad.