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Firma invitada

04/07/2019@06:53:42
Si a bote pronto me preguntasen por alguna gloria nacional; seguramente y sin apenas pensarlo, me vendrían dos nombres que no suscitarían reparos ni entre los que siempre tienen la objeción dispuesta, y estos serían don Santiago Ramón y Cajal y don Ramón Menéndez Pidal.

Contraviniendo la popular creencia, el pasado no fue más dinámico que el presente. Parece serlo porque cuando se mira retrospectivamente, los hechos son juntados al modo telescópico, y porque pocos recuerdos son allegados realmente sin mácula. Lo tal es, sobre todo, porque libros, filmes y reminiscencias se entreveraron en la guerra de 1914 a 1918, por lo que se conjetura que tuvo tremebundas, épicas características inexistentes en la actualidad.

En un momento en que aún alguno se pregunta si existe o no existe Dios o si la Tierra es plana o redonda o si somos una constante prolongación de lo que se ha dado en llamar el insconsciente colectivo. Han surgido y seguirán surgiendo filósofos, teólogos hasta debajo de las piedras los cuales incluso en vez de darnos una idea nos hacen llevarnos una vez y otra las manos a cabeza y preguntarnos ¿que está pasando en un mundo globalizado y cada vez más rápido en donde ha surgido internet como un sustituto del papel y en donde hablamos mucho más a través de los distintos medios que en persona. Y en donde cuando acabamos de levantarnos ya nos están diciendo si va a llover o va a hacer un día con un inmenso calor. Realmente vivimos en un mundo lleno de estimulos a todas las horas del día y de la noche.

Cuando pienso en cómo empezamos y en lo que hemos logrado hasta ahora no logro hacerme a la idea. Éramos un pez pequeño en el océano buscando un pequeño foco de iluminación en la zona abisal. Desorientado y hambriento. Llamábamos a diferentes puertas que rara vez se abrían tratando de apelar a la bondad del ser humano, a la solidaridad de la mujer y madre luchadoras en una sociedad aún desconcertante.

Me basta con pisar la Feria del Libro de Madrid y encontrarme aturdido por su muchedumbre, para echarlo de menos.

Por Constantino López y Alonso M. Cobo

Uno de los aspectos menos conocidos de la vida de Miguel de Cervantes es que ejerció como espía

Si bien la biografía de Miguel de Cervantes es poco conocida, hay periodos de su vida en que no se tiene constancia alguna durante meses, incluso años, y no sabemos absolutamente nada de sus andanzas. Se sabe muy poco de lo que hizo entre 1568 y 1570. Desde que está en Madrid con López de Hoyos hasta que se incorpora como soldado al Tercio de Miguel de Moncada en septiembre-octubre de 1570, en la compañía de Diego de Urbina en la que se alistó -en compañía de su hermano Rodrigo- para ir a tomar parte a la batalla de Lepanto.

Editorial Aldebarán/Alfonsípolis

En la presente monografía, el primer libro de historia (Editorial Alderabán/Alfonsípolis) que publiqué, en el año 2012, analizo la vida del rey Alfonso VIII de Castilla [Soria, 11 de noviembre de 1155-REY DE CASTILLA, desde 1158 y, Gutierre Muñoz, 5 a 6 de octubre de 1214], a lo largo de todo su devenir vivencial.

«El milagro está en los ojos, en las manos que tocan y averiguan y no en lo que se ve, no en lo tocado» (C.Calvo, 1981: 230)

Como escribe la profesora Isabel González de la Universidad de Santiago de Compostela al hablar de Dante (1265-1321)y el osado Ulises «de los distintos tipos de viajes, hay dos fundamentales, el circular y el rectilíneo» Y quizás tenga toda la razón. A lo largo de la Historia han sido muchos los autores que han escrito sobre «algo» que han denominado chamanismo y con el tiempo parece irse modernizando a medida que pasa el tiempo y todos vamos creciendo juntos.

FIRMA INVITADA

Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.

Las revistas literarias, en general, y las revistas de poesía, en particular, siempre han tenido una importancia singular, lo queramos o no, pues han cumplido y cumplen una función cultural y social que no cae en saco roto para investigadores e historiadores.

«Durante mucho tiempo admiré a Ramana, ahora tengo que comprender que además tenía razón» Ernesto Ballesteros

En un momento en que se habla de filosofía en las aulas y se pregunta ¿para qué sirve la filosofía? Tenemos que adentrarnos en la Obra y en la Vida de Ernesto Ballesteros Arranz cuando en su trabajo sobre Ramana Maharshi formuló aquellas palabras de «he nacido en el barrio madrileño de Chamberí y no soy un brahmana como ustedes comprobarán inmediatamente si no lo han averiguado ya. Tampoco soy un sannyasin como mi buen amigo Satyananda, pues no tengo nada a lo que renunciar salvo mi mente, de la que me he pasado toda la vida presumiendo para tirarla ahora, de buenas a primeras por la ventana».

Llevo varios días escuchando lamentos de editores, de periodistas, que se quejan de que en las pasadas campañas electorales a sus digitales no les ha llegado ni las migajas de lo que se han gastado los partidos políticos en sus campañas electorales.

“No veo ni contradicción ni locura en mi vida. Es verdad que, así como no podemos ver nuestra espalda, tampoco podemos ver nuestros errores o nuestra locura. Yo, sin embargo, me aferro a la idea de no estar loco, sino de ser verdaderamente religioso. Cual de las dos cosas soy en realidad, podrá decidirse sólo tras mi muerte” (Gandhi)

Etgar Keret. (Nuevos Tiempos Siruela)

Los estadounidenses adoran a Etgar Keret, los mexicanos casi lo divinizan; los franceses han llegado a nombrarle Caballero de las Artes y las Letras; y los conservadores de su país le han declarado la guerra. Mientras que la Autoridad Palestina le permite publicar en árabe.

El 6 de junio de 1944, cerca de 150.000 soldados (23.000 de los cuales eran paracaidistas) cruzaron el Canal de la Mancha para desembarcar en las playas de la región francesa de Normandía, en la que constituyó la operación militar aerotransportada más importante de la historia. Aquel día se inició el camino que condujo a las tropas aliadas hasta Berlín, capital del Tercer Reich y último bastión defensivo del régimen nazi. Un año más tarde, la Segunda Guerra Mundial finalizó en Europa.

Nacer en la India no es exactamente «comenzar a vivir» sino más bien retornar a ocupar un lugar, reencarnar en un cuerpo disponible para «realizar un recorrido» una de las tantas venidas a la Tierra que cada ser humano deberá de atravesar. Benarés junto a la Madre Ganga, surgidas ambas en las alturas de los Himalayas, nos acercan a un lugar, en donde vamos a encontrarnos con la muerte. Con más de 2.500 años de Historia Benarés ha atraído a estudiosos y a eruditos de todos los rincones de la India. Dejamos atrás nuestros ojos occidentales y abrimos nuestro disco duro a otras percepciones de la existencia. En Benarés las riberas del río están abarrotadas de elevados pabellones, palacios, templos de los siglos XVIII y XIX flanqueados por una interminable hilera de escalinatas: los ghats que se extienden por toda la orilla.

FIRMA INVITADA

Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.