Es indiscutible que David Lynch se erige como el cineasta más singular de nuestra época. En sus largometrajes más característicos —Eraserhead (1977), Blue Velvet (1986), Lost Highway (1997), Mulholland Drive (2001) o Inland Empire (2006)— su genuina capacidad para romper la intuitiva cadena causa versus efecto, que nos permite reconocer y movernos en eso que convenimos como realidad, tanto por los hechos que suceden en el propio relato cinematográfico como por las peculiaridades estrafalarias —cuando no, perversas— que exhiben los personajes, somete al espectador a un espectáculo que, si propiamente no lo arroja al pánico, al menos lo deja tan desconcertado como incómodo y, en consecuencia, con una enorme ansia de que todo aquello a cuanto asiste retome un cierto sentido común para, al menos, recuperar el sosiego que perdió en no recuerda ya qué momento de la película.
En ocasiones es importante acercarnos a la historia. Lo malo de esta humanidad es que somos intérpretes de las experiencias que otros nos han contado; de las experiencias que otros (as) han vivido o de los títulos y carreras que han desempeñado a lo largo de sus vidas. Darse cuenta de los años que han pasado. Y ver como éramos antes y a donde hemos llegado ahora. Hace poco alguien comentaba: “Sí somos un país laico, por que seguimos con estas fiestas del Pilar y tantas otras a través de nuestra geografía española” Es tan solo un comentario, pues en nuestra geografía todos tenemos un espacio… Las preguntas se suceden unas tras otras, pero quizás nadie responde y los que lo hacen en lugar de aclarar enredan aún más. Todos los años las editoriales sacan libros y más libros, pero estos lo hacen con un lenguaje específico y al final cada lector sacará aquella conclusión a la cual ha llegado. O le serviría para tener una información y con la misma poder llegar a unas conclusiones.
Contraviniendo la popular creencia, el pasado no fue más dinámico que el presente. Parece serlo porque cuando se mira retrospectivamente, los hechos son juntados al modo telescópico, y porque pocos recuerdos son allegados realmente sin mácula. Lo tal es, sobre todo, porque libros, filmes y reminiscencias se entreveraron en la guerra de 1914 a 1918, por lo que se conjetura que tuvo tremebundas, épicas características inexistentes en la actualidad.
En un momento en que aún alguno se pregunta si existe o no existe Dios o si la Tierra es plana o redonda o si somos una constante prolongación de lo que se ha dado en llamar el insconsciente colectivo. Han surgido y seguirán surgiendo filósofos, teólogos hasta debajo de las piedras los cuales incluso en vez de darnos una idea nos hacen llevarnos una vez y otra las manos a cabeza y preguntarnos ¿que está pasando en un mundo globalizado y cada vez más rápido en donde ha surgido internet como un sustituto del papel y en donde hablamos mucho más a través de los distintos medios que en persona. Y en donde cuando acabamos de levantarnos ya nos están diciendo si va a llover o va a hacer un día con un inmenso calor. Realmente vivimos en un mundo lleno de estimulos a todas las horas del día y de la noche.
Cuando pienso en cómo empezamos y en lo que hemos logrado hasta ahora no logro hacerme a la idea. Éramos un pez pequeño en el océano buscando un pequeño foco de iluminación en la zona abisal. Desorientado y hambriento. Llamábamos a diferentes puertas que rara vez se abrían tratando de apelar a la bondad del ser humano, a la solidaridad de la mujer y madre luchadoras en una sociedad aún desconcertante.
Me basta con pisar la Feria del Libro de Madrid y encontrarme aturdido por su muchedumbre, para echarlo de menos.
Por Constantino López y Alonso M. Cobo
Uno de los aspectos menos conocidos de la vida de Miguel de Cervantes es que ejerció como espía
Si bien la biografía de Miguel de Cervantes es poco conocida, hay periodos de su vida en que no se tiene constancia alguna durante meses, incluso años, y no sabemos absolutamente nada de sus andanzas. Se sabe muy poco de lo que hizo entre 1568 y 1570. Desde que está en Madrid con López de Hoyos hasta que se incorpora como soldado al Tercio de Miguel de Moncada en septiembre-octubre de 1570, en la compañía de Diego de Urbina en la que se alistó -en compañía de su hermano Rodrigo- para ir a tomar parte a la batalla de Lepanto.
FIRMA INVITADA
Por Eva Losada Casanova
Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.
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Desde hace siglos el ser humano ha tenido la necesidad de comunicarse, a través del lenguaje ,es por eso que las Frases son el reflejo de las palabras que surgen del pensamiento del hombre , cuando queremos expresar un sentimiento de amor , alegría , u otro lo transformamos en Frases , esta palabra deriva del latín “phrasis”.
Si a bote pronto me preguntasen por alguna gloria nacional; seguramente y sin apenas pensarlo, me vendrían dos nombres que no suscitarían reparos ni entre los que siempre tienen la objeción dispuesta, y estos serían don Santiago Ramón y Cajal y don Ramón Menéndez Pidal.
Las revistas literarias, en general, y las revistas de poesía, en particular, siempre han tenido una importancia singular, lo queramos o no, pues han cumplido y cumplen una función cultural y social que no cae en saco roto para investigadores e historiadores.
«Durante mucho tiempo admiré a Ramana, ahora tengo que comprender que además tenía razón» Ernesto Ballesteros
En un momento en que se habla de filosofía en las aulas y se pregunta ¿para qué sirve la filosofía? Tenemos que adentrarnos en la Obra y en la Vida de Ernesto Ballesteros Arranz cuando en su trabajo sobre Ramana Maharshi formuló aquellas palabras de «he nacido en el barrio madrileño de Chamberí y no soy un brahmana como ustedes comprobarán inmediatamente si no lo han averiguado ya. Tampoco soy un sannyasin como mi buen amigo Satyananda, pues no tengo nada a lo que renunciar salvo mi mente, de la que me he pasado toda la vida presumiendo para tirarla ahora, de buenas a primeras por la ventana».
Llevo varios días escuchando lamentos de editores, de periodistas, que se quejan de que en las pasadas campañas electorales a sus digitales no les ha llegado ni las migajas de lo que se han gastado los partidos políticos en sus campañas electorales.
“No veo ni contradicción ni locura en mi vida. Es verdad que, así como no podemos ver nuestra espalda, tampoco podemos ver nuestros errores o nuestra locura. Yo, sin embargo, me aferro a la idea de no estar loco, sino de ser verdaderamente religioso. Cual de las dos cosas soy en realidad, podrá decidirse sólo tras mi muerte” (Gandhi)
Etgar Keret. (Nuevos Tiempos Siruela)
Los estadounidenses adoran a Etgar Keret, los mexicanos casi lo divinizan; los franceses han llegado a nombrarle Caballero de las Artes y las Letras; y los conservadores de su país le han declarado la guerra. Mientras que la Autoridad Palestina le permite publicar en árabe.
FIRMA INVITADA
Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"
A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.
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