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Firma invitada

30/10/2019@19:19:38

Quizás haya sido el escritor Pankaj Mishra (1969) quien al escribir su obra Los románticos, sobre Benarés y luego Para no sufrir más nos daría la palabra adecuada para este breve comentario y también como no mencionar al Fotógrafo y Pintor Luis Gabú quien ha coordinado una Exposición hace unos meses con el nombre de Ernesto Fernández. Cuba desde 1957. A memoria fotográfica que al hablar de Javier Gozálbez y Dulce Cebrián comenzo a hablar de algunos autores que por los estudios que realizan que pronto y con tiempo serán verdaderos clásicos y son unos románticos dentro del estudio y de la investigación.

«Una vez establecida la diferencia entre la guía correcta y el deseo no se puede forzar a nadie a creer. Quien descrea de las falsas divinidades y crea en Dios se habrá aferrado al asidero más firme (El Islam) que es irrompible. Dios todo lo oye, todo lo sabe» Corán:2: 256

La asombrosa expedición naval de descubrimiento que finalizó con la primera circunnavegación del mundo a cargo de Juan Sebastián Elcano, contó con cuatro castellanomanchegos pero ninguno pudo completar el periplo. El único que sobrevivió a este viaje fue el albaceteño Juan de Chinchilla que desertó y volvió en la nao San Antonio.

En mayo pasado se celebró la llegada de Federico García Lorca a Madrid como alumno de la Residencia de Estudiantes. El poeta en ciernes que no había salido de Granada da el salto a la fama en esta escuela progresista. Nada volverá a ser como antes. En unos años publicará El Romancero Gitano y estrenará sus primeras obras de teatro. De Madrid se despedirá un verano de 1936 para volver a su Granada, convertido en el poeta español más conocido internacionalmente.

¿Que entendemos cuando pronunciamos la palabra Filosofía? O ¿es la Teología una de sus hermanas? ¿Y están las aulas abiertas a esas palabras y a esos estudios? Últimamente se han editado libros accesibles para todos los públicos en donde sus autores de una manera pedagógica intentan acercar dentro de un mundo totalmente globalizado está rama del Pensamiento

Desde Esquilo, el asalto al poder ha sido uno de los más feraces y constantes argumentos de la literatura. Shakespeare mismo lo ha presentado desde tan variadas facetas y a través de tan portentosas figuras que, en lugar de un literato, a veces se me antoja uno de los más clarividentes teóricos del ejercicio político, o si prefieren y sin retoricismos, del manejo del poder y de sus mucilaginosas traiciones.

Ignoro si han reparado ustedes en que desde hace unos treinta años, más o menos, ni los guionistas ni los decoradores de Hollywood ponen una suntuosa biblioteca en las mansiones de los potentados de sus películas.

Hace quinientos años una escuadra de cinco embarcaciones -todo apunta a que se trataba de cuatro naos y una carabela- iniciaba una esperanzada singladura desde el puerto de Sevilla. Una de ellas, la Victoria, acabaría, dándole la vuelta al mundo, por primera vez. Lo hizo contra todo pronóstico e incumpliendo las instrucciones de Carlos I, que había hecho posible que se llevara a cabo aquel viaje, al firmar en Valladolid, en marzo de 1518, las correspondientes capitulaciones para que dicha escuadra navegara por aguas de lo que entonces se llamaba el “hemisferio español”.

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Por Margarita Melgar, autora de "El verano de nunca acabar"

A la gente le extraña muchísimo que Margarita Melgar seamos dos (Ana Sanz-Magallón y Montse Ganges), y que escribamos novelas. También escribimos guiones, pero esto no sorprende tanto: como espectadores ya sabemos que las películas son cosa de muchos. Pero como lectores, seguimos esperando que el autor sea esa Sherezade que se sienta a nuestro lado para susurrarnos solo a nosotros una historia, así que una novela escrita a cuatro manos suscita más preguntas. Por lo menos dos: cómo y por qué.

Será porque muy pocos escritores han sido tan ajenos en su andanza vital y, sobre todo, en su quehacer poético a los fulgurantes lanzamientos, a los suntuosos premios e incluso a las imponentes ferias que se celebran durante estas fechas como Robert Graves, por lo que, cada otoño, cuando las noticias sobre este deslumbrante carrusel se estampan en los periódicos o se cuelan en los noticiarios televisivos, no hacen sino evocarme su lacónica y desgarbada figura de antiquísimo hechicero.

Primero fue, «Así se hizo, El hombre y la tierra», siendo él subdirector en donde da a conocer a los lectores, como se hace un programa de televisión y cuales son esas pequeñas cosas que el televidente desconoce. ¿Quiénes son sus protagonistas?, ¿qué se esconde detrás de cada toma? Y lo más importante: como ha sido esa relación entre los distintos profesionales para que un documental como en su momento fue, «El hombre y la Tierra» pudiera llegar a miles de hogares.

Días pasados, en este mismo medio, se daba cuenta de la reciente aparición de el "Diccionario de Samuel Johnson", compilado por Gonzalo Torné, ese guía por el proceloso mundillo digital —sucesor, sin duda, del diccionario en papel hasta el pasado siglo—. De Samuel Johnson pareciera que lo sabemos todo, su monumental Vida, publicada por James Boswell en 1791, unos años después del fallecimiento del doctor, se considera la primera biografía moderna (tal como el Quijote es la primera novela moderna: como fundadores ambos de un género partiendo de una obra maestra). Y sin embargo, ¿los diccionarios nos informan sobre un lenguaje, las biografías sobre una vida?

La idea de escribir "Operación Inuit" me surgió a raíz de las múltiples noticias con las que nos invaden a diario como: «La población mayor de 65 años crece a un ritmo más rápido que el resto de segmentos poblacionales en el mundo desarrollado» o «Los ancianos viven demasiado y son un peligro para la economía mundial». Tras esta avalancha de mensajes negativos me hice una pregunta: ¿A quién le interesa, de verdad, que lleguemos a vivir muchos años? Y empecé a sospechar…

Al llegar a Barcelona y ver lo grande y hermosa que es esta ciudad no podemos dejar de asombrarnos de sus gentes y de sus pequeños y grandes negocios así como de la forma de ser de sus muchos habitantes que a lo largo de la Historia nos han acompañado en este «viaje imaginario». España es «terriblemente grande».

Fue a los 23 años cuando un joven Ken Wilber dijo aquello de “Yo soy un pandit, no un guru” y publicó su primera obra la cual daría mucho que hablar, "El espectro de la Conciencia". Un volumen dividido en dos partes Evolución e Involución.

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Por Eva Losada Casanova

Cuando hablo de la intencionalidad de la escritura, mi memoria regresa una y otra vez, como niño hambriento, a uno de los grandes personajes del escritor madrileño Luis Landero. Recuerdo como, a lo largo de la lectura de El guitarrista, este personaje se pasea por los rincones de su vida exclamando a los cuatro vientos que está escribiendo una novela, lo hace con una mezcla de altanería y desasosiego. ¡La novela del eterno novelista! Aquella que no solo nunca se acaba sino que comienza cien veces, quizá mil. La edad temprana es ese campo de cultivo en el que la romántica idea de ser escritores va y viene como una cometa. Colorida y libre. Queda muy bien hacer volar nuestra cometa mientras compartimos unas tapas en un bar o bajo un hipnótico y peligroso cielo estrellado. El problema es que llega un momento en el que ese trozo de tela se hace pequeño en un cielo limpio y azul o bien cae en picado y descompuesto a nuestros pies.